El acuerdo sobre el Presupuesto se ha convertido en una suerte de laberinto para el Gobierno socialista, que insistió hasta la saciedad en su preferencia por un entendimiento con los partidos de izquierda y al final parece mucho más cerca de sacar adelante las cuentas con el PP y Ciudadanos.

Con las enmiendas de totalidad presentadas por Podemos e IU y las de devolución de Podemos y Foro, la única vía para que el Principado cuente con un nuevo Presupuesto desde el uno de enero pasa porque el PSOE amarre el apoyo de Ciudadanos y, al menos, la abstención del PP. Hoy la mesa de la junta resolverá el mecanismo de votación en el debate de totalidad: si es necesario votar cada enmienda por separado o todas juntas. Una vez despejada esa duda, de técnica jurídica, entra en juego la ingeniería parlamentaria de suma de apoyos y contrapesos, donde no todo es lo que parece. En la actual coyuntura política, el gobierno de Javier Fernández parece más interesado en contar con una abstención que con un sí rotundo del PP, que Mercedes Fernández nunca ha regateado. Y en ese contexto pueden haberse movido los "tira y afloja" entre socialistas y populares de las últimas horas.

Paradójicamente, una abstención de los diputados populares cotizaría al alza y permitiría al PP exigir mayores contrapartidas en la exención del impuesto de Sucesiones, en torno o por encima de los 300.000 euros, lo más lejos posible de los 200.000 euros que incluye el proyecto del Gobierno y que se basaban en la propuesta de reforma de ese tributo defendida por el grupo de Podemos.