La ilusión de todo Puerto de Vega, en Navia, estaba puesta en un número, el 93.467. Medio pueblo llevaba para el sorteo de Navidad un décimo con estas cifras, y el mesón que lo repartió despachó todas las participaciones en apenas cinco días. La razón: una llamada desde Tarragona, en la que una persona pedía ese número porque una pitonisa se lo había revelado como el Gordo. Ayer llegó el chasco y los vecinos se resignaron: "Habrá que seguir trabajando".

José Ramón Pérez explica que lo que sucedió este año con la lotería de su mesón en Puerto de Vega "fue una auténtica locura" después de la llamada de Tarragona. La voz se corrió por todo el pueblo los décimos volaron. "Otros años los repartíamos en mes y medio, o dos meses. Este año, en cuatro y cinco días".

Pérez asegura que en el negocio no se tenía mucha confianza. "Desde que supe lo de la pitonisa, ya tenía claro que no iba a tocar; nunca aciertan", bromea. Eso sí, mantuvieron una remota esperanza hasta que se cantó el Gordo. "Tendremos que seguir trabajando, que no está tan mal", apunta Mary Fernández, al frente de la cocina.