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"Para pagar vale más tirarlo", critican los afectados de Gozón

Los propietarios denuncian que las facturas son confusas, ya que no viene desglosado el IBI de edificaciones tradicionales

Manuel José Martínez vive en El Valle, en la parroquia de Santiago de Ambiedes (Gozón), y como otros 700 de sus convecinos abona desde el pasado mes de noviembre el recibo de la contribución por el hórreo que preside su quintana. "Tengo entendido que ya pagamos por todo, por la caseta del perro, por la cuadra, por el almacén para guardar trastos, por todo", expresa el ganadero gozoniego, que destaca que el recibo del IBI se ha visto incrementado en los últimos años. "Debo pagar tres o cuatro veces más", afirma Martínez, aunque no vincula esa subida con el cobro por las edificaciones tradicionales asturianas.

"¿Qué tenemos que pagar por el hórreo? Si es así, vale más tirarlo", comentan afectados al otro lado de la finca. La pregunta revela el desconocimiento de los vecinos sobre el cobro ya en marcha por las edificaciones tradicionales. La inclusión de los hórreos en el recibo de la contribución de Gozón se debe a la revisión catastral del municipio en 2013. Esa tramitación permitió aplicar la ley del catastro de 2004, que en su artículo 7.4 establece que se ha de cobrar por ese tipo de instalaciones. Tradicionalmente, los hórreos y paneras son considerados bienes muebles, es decir que pueden ser transportados. "Si coges una grúa, te lo puedes llevar entero, solo quedarían los pegoyos", indica Manuel José Martínez. Al estar vinculados a un terreno, en este caso a una quintana y a su vez a una vivienda, ha motivado que pasen a pagar la contribución al igual que un garaje o la cuadra.

Martínez no supo precisar a cuánto asciende la cuota anual por ser propietario de un hórreo. Es más, el cobro por los graneros ha generado una confusión entre sus propietarios ya que el recibo no viene desglosado sino que fija una cantidad única. Según explicó hace días el alcalde de Gozón, Jorge Suárez, buena parte de las viviendas de la zona rural cuentan con una bonificación municipal del 50 por ciento en el recibo de la contribución. Esa medida comenzó a desarrollarse tras la citada revisión catastral. Antes, los suelos edificables del concejo estaban catalogados como rústicos en el entorno rural mientras que ahora, han pasado a ser urbanos, de ahí que el Ayuntamiento aplicase la rebaja.

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