Un corverano ha sido absuelto de un delito de falsificación de una tarjeta de aparcamiento de minusválidos porque era tan burda que era imposible que colara como falsa. De hecho, era simplemente una fotocopia con los datos escritos a mano y de fabricación tan tosca que no cabía siquiera pensar que pudiera parecerse a un documento oficial válido. La Fiscalía solicitaba una condena de un año y nueve meses de prisión mientras que la defensa, que ejerció el letrado Daniel Gómez Peláez, reclamó la libre absolución al entender que no existía tal falsificación ni dolo.

El acusado y ahora absuelto, cuya identidad responde a las iniciales J. M. D. M., o una tercera persona que no fue identificada, confeccionó una fotocopia de una tarjeta parecida a las oficiales que los ayuntamientos conceden a personas con movilidad reducida y que les permite aparcar en los espacios reservados para ellas en la vía pública. Una burda copia que incluso tenía los datos escritos a mano y que nada tiene que ver con las que conceden ahora las administraciones locales.

El 21 de agosto de 2015, sobre las nueve y veinticinco de la noche, J. M. D. M. aparcó su vehículo en una plaza reservada para personas con minusvalía en la plaza Zamora de Las Vegas, en el concejo de Corvera, y colocó en el salpicadero la fotocopia que había fabricado como si fuera una tarjeta real.

El acusado declaró durante la vista oral celebrada en los juzgados avilesinos que había dejado su coche a otra persona, de la que prácticamente no aportó datos y que, según las investigaciones, llevaba años fuera del país. Una versión que el juez invalidó como motivo de autoexculpación porque, según hizo constar el magistrado en su fallo, "no es muy creíble que deje un vehículo a una persona de la que se aprecia escasa relación".

Pero la verdadera razón de la sentencia absolutoria es que en realidad no existe falsificación de documento, porque lo burdo y tosco de la elaboración no permitía en ninguna circunstancia pensar que pudiera ser real.

Según consta en la sentencia, los agentes de la Policía Local de Corvera declararon que estaba claro que se trataba de una fotocopia, que estaba escrita a mano, y que el formato tenía mucha antigüedad.

"Teniendo en cuenta que no se expide ninguna tarjeta a mano, no puede inducir a ningún engaño", y los policías "de forma inmediata vieron que era falsa, sin ningún género de duda", asegura en el fallo el magistrado José Carlos Gómez de Liaño Polo, que ejerció en el caso como sustituto del Juzgado de lo Penal número 1 de Avilés.

En definitiva, añade la sentencia: "Basta con el examen de la tarjeta falsa para apreciar la tosquedad de la falsificación", que no podía "inducir a error".

Así que el magistrado Gómez de Liaño Polo resolvió absolver a J. M. D. M. del presunto delito de falsedad en documento oficial y declaró las costas procesales de oficio. Las partes tienen ahora un plazo de 10 días para presentar un recurso ante la Audiencia Provincial.