El diputado autonómico Nino Torre cotiza al alza en las filas socialistas. Es lo que dan por hecho en los mentideros de la capital del reino, donde incluso se atreven a apuntar que la andaluza Susana Díaz vería su perfil como el idóneo para darle el relevo a ella al frente de Ferraz. Política ficción en un escenario tan cambiante como el del PSOE, donde si ya es aventurado hacer planes y pronósticos a medio año, largo lo fían como para hablar de herederos.
El caso es que un digital nacional apuntó el pasado miércoles a Nino Torre, hijo del exconsejero de Industria, Graciano Torre, como "tapado" de Susana Díaz para liderar el PSOE del futuro. El propio aludido restó ayer toda veracidad. "Son unas elucubraciones, sin ningún fundamento", aseguró ayer a LA NUEVA ESPAÑA. "No estoy en ninguna operación ni estoy para nada de eso", añadió el diputado autonómico.
En fuentes de la Federación Socialista Asturiana también se rechazaba, de plano, la existencia de una estrategia a medio o largo plazo para que Nino Torre sea el secretario general del PSOE. "Una cosa es que Susana Díaz conozca a Nino Torre y valore su labor al frente de las Juventudes Socialistas y otra, muy diferente, que vaya ser su futuro candidato para dirigir el partido", aseguró un veterano dirigente de la FSA, buen conocedor de los entresijos de Ferraz.
Nino Torre está en período de prórroga al frente de las Juventudes Socialistas de España hasta que celebren su próximo congreso, casi con toda seguridad a lo largo del próximo año. En una entrevista en LA NUEVA ESPAÑA reconocía el pasado 29 de octubre, que estaba viviendo sus momentos "más duros" de militancia. Fue el miembro de la ejecutiva federal más crítico con Pedro Sánchez y luego, al llegar el momento crucial del comité federal que debía votar abstención o no a la investidura de Mariano Rajoy, se decantó porque tres delegados de su organización votaran en un sentido y los tres en el contrario. "Decidimos que era la mejor manera de que Juventudes no viviera el clima de enfrentamiento del partido", esgrimió entonces Torre, un convencido de que el PSOE debe reformar su proyecto político y elegir, mediante primarias y con la participación de todos los militantes, al próximo secretario general de los socialistas.
