La contaminación ha bajado en el conjunto de Asturias, aunque los niveles de partículas en suspensión y benceno en Avilés y Trubia son preocupantes. Así lo asegura la consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, quien afirma además que las medidas de control del tráfico adoptadas en Madrid son "impensables" en el Principado, toda vez que los niveles de contaminación achacables a la circulación de vehículos están "muy por debajo de lo que son los límites legales". Una aseveración que corroboran, con matices, responsables de los Ayuntamientos de Gijón y Oviedo, y que contesta de manera decidida la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies, que sostiene que la contaminación en el Principado es de las más altas de España.

Para entender esta divergencia de opiniones, es necesario primero analizar cómo se controla la calidad del aire. El Principado gestiona una serie de estaciones de control localizadas en diversos puntos de Asturias, y cuyos registros se complementa con los de las estaciones propias de las empresas de sectores cuyas prácticas son especialmente proclives a la contaminación. Entre los diferentes agentes contaminantes, hay tres tipos que están en el centro del debate en la región: las micropartículas en suspensión (que pueden ser de menos de 2,5 micras o de hasta 10 micras), los óxidos de nitrógeno y el benceno.

De estos agentes, los dos primeros se originan principalmente de los usos industriales, mientras que el óxido de nitrógeno sale, en un 60%, de los métodos de combustión de los vehículos, principalmente diesel. "En Asturias, los óxidos de nitrógeno tienen unos niveles muy por debajo de lo que son los límites legales", afirma Belén Fernández, quien por esa misma razón sostiene que "hoy por hoy, es impensable" que el Principado adopte medidas como permitir circular a los vehículos en función de si su matrícula es par o impar, como se ha hecho en Madrid.

Frente a esta argumentación, los ecologistas presentan los datos de la estación del Faro de San Juan, en Gozón, gestionada por la autoridad portuaria de Avilés. En esa estación se alcanzaron ayer picos de 445 microgramos por metro cúbico y una media diaria de 162, cuando el máximo permitido es de 40. Otras estaciones, principalmente las de Corvera y el Matadero, en Avilés, también superaban los niveles.

Precisamente, Avilés, y en concreto esa zona del Matadero, es uno de los puntos que, según reconoció Belén Fernández, preocupan al Principado. El otro es Trubia, donde los niveles de benceno, un contaminante altamente cancerígeno, están disparados. "Es un entorno muy industrial y estamos actuando, exigiendo a las industrias que son las causantes de esta problemática que nos presenten programas con actuaciones", asegura Fernández, que no obstante no se refirió a Llaranes, donde también hay niveles elevados. El caso de Trubia, además, es sintomático porque estos niveles de benceno se confirmaron después de que se trasladase la estación, desde un punto elevado a una cota cero. Algo que los ecologistas reclaman que se haga en otros lugares.

Para combatir la contaminación, en Principado tramita un anteproyecto de Ley de Sostenibilidad y Protección Ambiental. Los ecologistas, en cambio, exigen más controles sobre las empresas contaminantes y actuar en función de unos niveles que, en casos como el de Trubia, consideran "alarmantes".