"Están a salvo porque avisaron los perros", asegura la propietaria de una casa rural de Villarmayor (Grandas de Salime), donde el pasado viernes por la tarde se desató un fuego que destrozó el tejado y la buhardilla de la vivienda, sin que se registrasen daños personales. Una pareja residente en Gijón que había alquilado la casa estaba durmiendo cuando se originó el incendio. Los dos perros del matrimonio ladraron sin tregua para advertir a sus propietarios de que se estaba acumulando un humo letal. Los turistas salieron por su propio pie de la casa y avisaron a la titular del negocio de la desgracia que había ocurrido.

Poco después, se presentaron en el lugar del incendio los bomberos de Servicios de Emergencias del Principado (SEPA) con base en los parques de Grandas de Salime y Castropol, que lograron extinguir el fuego tras verter 2.500 litros de agua y emplear casi tres horas.

Los bomberos se desplazaron a la vivienda, a cinco kilómetros de la capital grandalesa, con tres autobombas forestales y una autobomba urbana. La dotación, según informó el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias, utilizó dos líneas de agua para sofocar las llamas. Además, realizaron un corte en el tejado para evitar la propagación del incendio a un edificio anexo, que también resultó dañado.

"Al final todo salió bien, no hubo que lamentar heridos, pero fue un susto tremendo", comenta la propietaria del casa rural, María José Gondat. A los destrozos en la casa rural se suman otros menos importantes de la vivienda contigua, también suya.