"Cada vez que Ensidesa (Arcelor) suelta la famosa nube, si el viento tira del oeste, nos llega a Santa Bárbara. Nos pasa lo mismo que a los vecinos de La Calzada cuando el viento va en su dirección, que los coches acaban con una capa de polvo amarronado. Este año hemos tenido que hacer una reparación en el tejado y el canalón estaba lleno de polvo rojo". Esta explicación la daba ayer el presidente de la Asociación de Vecinos de Santa Bárbara, José Ignacio Gómez García "Manín".

El poblado de Santa Bárbara, en el suroeste de Gijón, encadenó ocho días seguidos con altos niveles de partículas inferiores a 2,5 micras (PM 2,5), las más nocivas para la salud, dado que por su pequeño tamaño penetran más profundamente en el organismo. Entre el 29 de diciembre y el 5 de enero, Santa Bárbara registró medias diarias de entre 26 y 41 microgramos por metro cúbico, cuando el límite legal para que no se considere un día con mala calidad de aire está en 25 y el que marca la OMS es de 10 microgramos. Ayer se produjo una recuperación, con niveles por debajo del límite, algo que los ecologistas atribuyen a un cambio en la situación meteorológica, con viento que disipó los contaminantes.

"Manín", ahora jubilado, participa en el movimiento vecinal. Antes fue durante tres décadas el secretario de política sindical de MCA-UGT en Asturias, por lo que conoce bien el sector del metal. Ayer señalaba que en su barrio "nos afecta la polución, pero no tanto a lo largo del año como en la zona oeste (en referencia a La Calzada y barrios adyacentes), que la están machacando y es vergonzoso que los vecinos no tengan el respaldo de la Administración, que trata de ocultar la realidad".

En su opinión, la solución a los problemas de contaminación es que "las empresas tienen que invertir en no lanzar al aire la porquería, con inversiones habituales, como los cambios de filtros. Aceralia dice que invierte, pero es mentira; en lo que invierten es en las pequeñas multas que les echa la Administración".

Otra de las zonas de Gijón donde ha habido superaciones de los índices en las últimas jornadas es Tremañes, que cuenta con varias asociaciones vecinales.

José Luis Fernández Bernardo "Aguirre", presidente de la Asociación de Vecinos Bareza-Lloreda de Tremañes, recuerda que las federaciones vecinales de las zonas urbana y rural de Gijón han solicitado a la defensora del Pueblo, Soledad Becerril, que incluya Gijón entre las ciudades en las que va a actuar de oficio para conocer qué medidas toma la Administración para atajar la contaminación.

Más que por el polvo que se deposita en sus casas o vehículos, Aguirre expresó su preocupación por la contaminación que no se ve pero que es más peligrosa, como las pequeñas partículas PM 10 y PM 2,5 que según dice "están haciendo que empeore la salud de los vecinos y que la gente enferme, mientras la Administración no hace nada por solucionarlo". Añade que no sólo las personas, sino también "los animales enferman y los árboles secan" por una contaminación que considera de origen industrial y conocido aunque prefiere no dar nombres. "Hay quienes culpan a los vehículos, pero nosotros vemos las humaredas de las chimeneas, sobre todo en horario nocturno, cuando los coches están aparcados". Señala que algunos de sus convecinos han optado por instalar filtros artesanales en tubos de PVC para airear sus viviendas.

Carmina Fernández, de la Asociación Evaristo Valle, también de Tremañes, señala que la polución "se nos mete hasta la cocina cuando abres las ventanas" que amanecen con polvo negro alrededor, aunque "no es lo peor, porque lo peor es el polvo brillante". Considera que están "abrasados" por la contaminación con "el 90% con las gargantas deshechas y picores en los ojos", además de problemas respiratorios "sobre todo de noche".

Fernández señala que el problema que padecen no se debe "ni a los coches ni a El Musel; lo nuestro es por la mala gestión de las chimeneas", agregando que en el barrio no han notado mejoría en los últimos años en contra de lo que sostiene el Principado. "No entiendo que digan que en Avilés está mal la contaminación y está contenida en Gijón, cuando aquí tenemos más industria", agregando que aunque los vecinos del oeste son los más afectados por la polución industrial, no son los únicos: "Cuando el viento lo lleva, les llega hasta a los de Somió".