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La situación ambiental en la región

"La polución nos ahoga", claman los vecinos de Trubia sobre el benceno

"Si mi ático está sucio, mis pulmones también", dice Luz García sobre el "polvo" que se acumula en las terrazas

Detalle del polvo que se acumula en las ventanas.

En Trubia la contaminación no se ve, pero se huele. Un hedor a productos químicos invade la localidad, la más castigada por benceno de Asturias. Los vecinos están "hartos" de tanta polución y piden al Principado que actúe cuanto antes: "Esto es insoportable, nos ahogamos". La mayoría tiene picores de garganta y sufren problemas respiratorios. "Si mi ático está sucio, mis pulmones también", dice Luz García, que lleva 55 años viviendo en Trubia, sobre el aumento de polvo negro que se acumula en las terrazas y en las ventanas.

"Da igual que limpies que no, siempre tengo la casa sucia. Se debería hacer un estudio sobre las personas que han muerto aquí en los últimos años: todas por cáncer, no falla", asegura García, que siente "picores en las fosas nasales" cada vez que sale a la calle. María Antonia Martínez, otra vecina de Trubia, tiene sensación de desazón en la garganta de un tiempo a esta parte: "Ya fui varias veces al médico y me dice que no me pasa nada. Debe ser la contaminación". Martínez afirma que "hasta las flores de tela acaban quemadas en el cementerio".

Los trubiecos aseguran que lo peor llega por las noches. "Si te asomas a la ventana a las tres de la madrugada, ves una alfombra enorme de contaminación sobre los edificios", dice Ramón Solar. "Por la noche el olor es terrible", apunta Rafael García, que reclama medidas inmediatas: "Nadie quiere que las fábricas cierren y la gente se quede sin trabajo, sólo pedimos que haya un mayor control y cumplan con la legislación". El presidente de la asociación de vecinos de Trubia, Toño Huerta, insiste en este aspecto: "¿No tengo que pagar un seguro para poder circular con mi coche? Pues las industrias deberían hacer lo mismo". Huerta pide soluciones a la consejería de Medio Ambiente, pero sobre todo que "nos mantengan informados del nivel de contaminación que respiramos".

María Antonio Martínez explica que desde que la estación medidora se bajó al centro de Trubia -antes estaba a las afueras, en Villar-, las alertas no han parado. "Antes no sabíamos lo que pasaba, pero ahora sí. Estamos a tope de contaminación", señala Ramón Solar. Por su parte, Rufino San Martín opina que la situación es "terrible" y hasta las huertas sufren la polución. "Ni las berzas salen ya, queman todas. Es imposible plantar nada y comerlo", protesta. Trubia vive un infierno de polución.

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