El león cavernario que reinaba en Asturias era un feroz y terrible depredador que cazaba en el territorio del actual Principado hasta hace unos 10.000 años. Los restos de este animal hallados en una torca (depresión circular con bordes escarpados en un terreno) de la localidad llanisca de Porrúa son los más completo de los encontrados en Asturias hasta la fecha, era más grande y robusto que los africanos actuales y tiene entre 10.000 y 50.000 años. Así lo explica el paleontólogo de la Universidad de Oviedo Diego Álvarez Lao, quien está estudiando el hallazgo que hace tres años realizó Pablo Solares, entonces presidente de la Federación Asturiana de Espeleología. Los restos del mamífero han sido rescatados de la sima vertical en la que se hallaban hace poco tiempo y Álvarez Lao prefiere ser cauto en su análisis, todavía en proceso.

Estos animales llegaron a Europa durante el Pleistoceno Medio y permanecieron desde hace unos 400.000 años hasta hace unos 10.000, aunque en este caso y por el contexto en el que aparecen los huesos, "lo más probable es que el ejemplar tenga entre 50.000 y 10.000", explica el paleontólogo antes de precisar que hay una "alta probabilidad" de que así sea, "pero hasta que no se date con carbono 14 no se puede decir con precisión", añade.

Los leones prehistóricos utilizaban las cuevas como guaridas, pero el de Porrúa "se accidentó" en la torca (dolina), una "sima de difícil acceso" y por la que hay que bajar con cuerdas, ya que hay dieciséis metros de caída antes de alcanzar, al fondo, el desarrollo horizontal de la cueva. En este punto Álvarez Lao destaca la labor desempeñada por Solares, quien no sólo realizó y comunicó el hallazgo, sino que también "facilitó la información y la logística para ir a recuperarlo".

La presencia de un león de las cavernas en esta zona "no es indicativo de un clima concreto", pues "los carnívoros son, en general, animales muy adaptables tanto en climas fríos como cálidos", expone el científico. Podía haber vivido momentos glaciares, "pero también templados, como el actual", y su mera presencia "no puede dar información climática, es como un lobo de hoy". Aunque el imaginario más reciente de un león lleve hasta la sabana africana, son animales que "podrían vivir en climas más fríos" y los del Pleistoceno superior "eran más grandes y robustos que los africanos actuales", concreta el paleontólogo. Otro rasgo que se puede intuir pero no comprobar es que aquellos animales prehistóricos "posiblemente no tuvieran una melena desarrollada" como los africanos, pues en ninguna de las representaciones del arte rupestre conocidas hasta la fecha aparece con ella, como ocurre en el grabado de "Les Combareilles", en Francia.