Fue un grito de repulsa por el asesinato de dos guardas forestales a manos de un cazador en Lérida, pero también la silenciosa demanda de mayores medidas de protección frente a lo que consideran una creciente amenaza. Los guardas de medio natural pararon a mediodía de ayer y se concentraron a las puertas de la Consejería de Desarrollo Rural en Oviedo y en los diferentes centros de trabajo, como La Rodriga (Salas), Lena, Somiedo o el Suroccidente. Todos mostraban carteles de solidaridad con los asesinados. Sin embargo, ayer no era día de reivindicaciones, sino de estar unidos mientras en Cataluña se celebraban los funerales por los guardas abatidos. A la concentración de Oviedo se sumó la propia consejera, María Jesús Álvarez, quien indicó que se trataba de "explicitar la condena por el fallecimiento de dos guardas de una manera tan absurda como injusta y trasladar a las familias y compañeros de las víctimas la solidaridad en un momento tan duro como inexplicable".