La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Maestros y discípulos

Fernández Martínez: "Todo el que haga la tesis debería pasar un mes en Berkeley"

Zulima Fernández Muñiz: "España es un país competitivo en publicaciones científicas, pero publicar no implica la excelencia"

Juan Luis Fernández Martínez y Zulima Fernández Muñiz, en un despacho de la Universidad de Oviedo. IRMA COLLÍN

Cuando Zulima Fernández Muñiz comenzó a impartir clases en la Universidad asturiana apenas contaba con 26 años. Aún no había leído la tesis. El profesor Benjamín Duñol buscaba una persona para cubrir una baja. Ella se estrenó con los alumnos Biología y Magisterio. "Me presentó Ángeles Gil ante los chavales. Luego ella se fue. Ahí me di cuenta de lo que era aquello. Y me gustó", relata. Hasta hoy. Ese amor por la docencia se mantiene intacto y cada inicio de curso nota cierto "mariposeo" ante las caras nuevas en clase. "Siempre estás expectante", reconoce. A su lado, su maestro, compañero de departamento y "padre" investigador como director que fue de su proyecto de tesis, Juan Luis Fernández Martínez, escucha ensimismado las explicaciones de Zulima. "En la docencia rápidamente sabes si vales o no. Una cosa es saber y otra saber explicar", precisa.

Juan Luis y Zulima coincidieron, aunque en cursos distintos, en la Escuela de Minas. Una etapa que recuerdan con cariño aunque con dinámicas de trabajo distintas. Los alumnos se ponían todos en pie a la llegadadel profesor, frente los problemas que ellos encuentran hoy para que algunos alumnos levanten la cabeza de sus dispositivos móviles. "A los ingenieros se les pedía un esfuerzo, una cierta capacidad de abstracción y juicio; ahora si no apruebas a más del 50% se considera que la tuya es una asignatura de bajo rendimiento", apunta Juan Luis. Si bien maestro y discípula se reconocen "privilegiados" por estar en la Universidad y "dedicarnos a lo que nos gusta con libertad" sí admiten que con los cambios del proceso Bolonia "se han atropellado" los programas. La clase, no obstante, es para Juan Luis "un rito sagrado, una prioridad por delante de otras cosas". Zulima va más allá: "Dar clase me libera de muchas tensiones nerviosas, me relaja, me quita presiones de otras cosas". Pese a la importancia que uno y otro dan a su faceta docente no olvidan la investigación. De hecho el maestro incluye entre sus máximas académicas "qué sueñas"y "a quién haces soñar" como modelo de lo que debe ser el investigador (qué sueña) y el docente (a quién hace soñar). De su etapa entre las universidades de Berkeley y Stanford, Juan Luis Fernándezindica: "Todo el que haga la tesis debería pasar un mes en Berkeley, allí ves que todo es posible".

Zulima Fernández, quien tras un primer proyecto de tesis fallido encontró la luz al final del túnel en una estancia en Berkeley de seis semanas en Berkeley que ella misma se financió, coincide con su maestro -hoy con una relación entre iguales- que en EE UU y Epaña existen "dos estilos de universidades muy diferentes". "También su forma de atacar los problemas es distinta", plantea Juan Luis. "Son muy acogedores", continúa ella. Juan Luis se mudó allí con su esposa y los tres hijos de la pareja de 10, 12 y 14 años. Formaba parte de la propuesta de sabáticos que se planteó en el último mandato de Juan Vázquez en el Rectorado de la Universidad de Oviedo. "Era una buena iniciativa. Habría que recuperarlo", subraya antes de resaltar de las grandes universidades americanas el "gran respeto" que existe por la figura del maestro. No obstante, para veteranos y recién llegados, "allí el mérito no se discute". A ellos mismos les ocurrió, cuando dieron a conocer sus algoritmos. Por aquel entonces ya funcionaba el grupo de Problemas Inversos de la Universidad de Oviedo y a EE UU fueron a trabajar, al principio, con problemas de aprendizaje para su aplicación a problemas geofísicos. Las buenas relaciones generadas allí se mantienen todavía vivas. "Allí nada es fruto de azar. Son previsores a largo plazo. Además se respeta mucho la autoría de los trabajos", indican.

Si bien en España "somos un país muy competitivo en el número de publicaciones científicas, publicar no significa excelencia ni competitividad", segúnZulima. No obstante, ahora las revistas científicas demoran la aprobación o no de un artículo "porque el mercado está absolutamente colapsado". En China ofrecen hasta 1.500 dólares por publicar en las revistas de más impacto. Para Juan Luis Fernández lo que determina si una publicación es buena o mala no es el impacto de la revista. "Si es buena por sí misma saldrá adelante", indica. Una de las máximas de su grupo, el de Problemas Inversos, es que tratan de llevar sus trabajos "a problemas reales, no es la demostración por la demostración; nos movemos siempre entre la metodología y la práctica", apuntan. Pero para lograr esa excelencia en la investigación y llevar a la Universidad a estándares elevados de impacto "hay que dar tiempo para investigar", remarca el maestro, quien insiste en la necesidad de recuperar los sabáticos porque "se gana en publicaciones y en contactos". Y añade: "Allí (por EE UU) las oportunidades son inmensas, el ambiente innovador es único".

Más diferencias. En Norteamérica la Universidad está orientada hacia la sociedad y sus empresas, el docente cuenta con ayudantespara evitar perderse en una espiral burocrática, no existe diferencia entre ciencia básica y aplicada, los profesores no cobran en verano porque tienen sus propios proyectos y generar spin-off's está bien visto. De cualquier manera tanto Zulima como Juan Luis aprecian en la Universidad de Oviedo "mucho potencial tanto en alumnos como en profesorado". La clave, según el maestro, pasa por que los profesores de cada Facultad "decidan ser los mejores". "No solo en investigación, también en docencia", precisa la discípula, "habría que potenciarlo; es el futuro de esta región". Hay que priorizar la excelencia y todo lo que tenga impacto social y económico, añade Juan Luis, "el problema es cuando formamos gente y no hay becas para ellos". Y a veces "no se cree en el verdadero potencial de la Universidad". En EE UU se venera el mérito, dicen. Stanford cuenta con un aparcamiento para los premios Nobel. En la Universidad de Oviedo los doctorandos no disponen ni de tarjeta de acceso al parking.

Compartir el artículo

stats