Los quince acusados de la "operación Fusta" de la Guardia Civil se sientan el lunes en el banquillo de la sección segunda de la Audiencia Provincial, donde se enfrentan a penas que suman los 68 años y medio de prisión y 36.000 euros de multa. A los detenidos se les incautaron 2,1 kilos de ketamina, el mayor alijo en Asturias, valorado en 100.000 euros, así como 55 kilos de hachís y seis BMW. La organización tejió una compleja red de distribución en Oviedo, Gijón y Candás, compuesta por un distribuidor principal encargado de allegar la droga a Asturias. Luego se repartía a diferentes municipios. Los miembros de cada rama no se conocían.

En noviembre de 2013, los agentes se incautaron de uno de los envíos en Gijón. Los funcionarios hallaron, panelados en los laterales de un BMW X1 de alquiler, los dos kilos de ketamina y cuatro de hachís. En registros posteriores se hallarían otros 51 kilos de esta última droga. La red tenía un laboratorio en Villamiana (Oviedo), donde se hallaron 50 gramos de coca, 126 pastillas de "éxtasis" y 3 kilos de marihuana. En una segunda fase se detuvo a otros miembros con cocaína, hachís y 66 cartones de LSD. Los agentes se centraron luego en los jefes de la organización, radicados en Madrid y Toledo. Les incautaron una pistola y una escopeta, más de 6.000 euros en metálico.