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Las vegas fraccionadas como fruto de la historia de Asturias

La historia explica por qué las vegas son de tantos que al final su riqueza no la aprovecha nadie. Enseña el catedrático de Geografía Felipe Fernández que las planicies fluviales asturianas fueron desde la Edad Media hasta la mitad del siglo XX "parte fundamental en la organización económico-social tradicional de Asturias. Eran los espacios de cultivo, los más aptos para el cereal porque eran llanos y sus suelos buenos, profundos y soleados". Tenían, para aprovechar esa ventaja, una organización social compleja, en ellas se alternaba el cultivo con el pasto y eran de titularidad colectiva. "Por eso en las vegas no suele haber cercas", aclara, "y si las hay son muy recientes".

Con el tiempo, el proceso de fragmentación parcelaria sobrevino por el reparto de la tierra y su cultivo mediante un sistema de rotación en el que las fincas se sembraban y descansaban a intervalos, de suerte que "todo el mundo tenía que tener parcelas, y varias", precisa Fernández. La sucesión de las herencias las fueron compartimentando cada vez más hasta darles, concluye, la morfología que tienen en la actualidad. Su funcionalidad declina en torno a la mitad del siglo pasado, el nuevo modelo económico urbano e industrial condena a aquellas huertas feraces al abandono, pero pervive, cada vez más fraccionada, su estructura de propiedad.

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