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Apuntes De Mecánica Política

La isla de Podemos en Asturias

La dirección regional de los morados pretende mantenerse al margen de la pugna de pablistas y errejonistas, pero los asturianos en el Congreso y la UE ya han elegido familia

La isla de Podemos en Asturias

A estas alturas parece claro que Vistalegre II, el cónclave nacional de Podemos, se convertirá en un auténtico choque de trenes entre los partidarios de Pablo Iglesias y los de Íñigo Errejón, con los anticapitalistas de por medio como elemento que incline la balanza. Pocos puentes hay tendidos entre ambas orillas y el proyecto morado corre el riesgo de iniciar una fractura de consecuencias imprevistas. Y además, puede terminar poniendo en escena la clásica ecuación de las familias que se disputan el poder: un guión bastante conocido en el teatro de la política y demasiado facilón.

La dirección regional de Podemos Asturies ha tratado de afrontar Vistalegre II con una estrategia a más largo plazo: la de tratar de tejer alianzas entre estructuras autonómicas que busquen diferenciarse de los mensajes enfrentados de pablistas y errejonistas y, de paso, blindar la organización en Asturias ante posibles intentos de control por cualquiera de las grandes familias.

Pero la fuerza de la confrontación ya ha dividido a los cargos del partido con presencia en el Congreso y el parlamento europeo, que son aquellos más "contaminados" por la pugna central que tiene a Madrid como principal escenario.

Por ejemplo, la diputada Sofía Castañón y la eurodiputada Estefanía Torres se han manifestado partidarias de la opción de Pablo Iglesias, como firmantes del manifiesto "Por un Podemos para todas diverso, feminista y transformador en Asturies". Del otro lado, la eurodiputada Tania González y el diputado nacional Segundo González, impulsan la opción de Íñigo Errejón y hoy mismo participarán en Gijón en un acto del movimiento errejonista "Recuperar la ilusión".

Al tiempo que la formación morada afronta un debate clave para su madurez y para determinar el modelo de partido que pretende estabilizar, la dirección en Asturias trata de sacar ventaja y acuñar un paradigma propio. ¿Será capaz la dirección asturiana de aislar los posibles efectos una vez que se hayan medido las fuerzas?

El mensaje fundamental que la dirección asturiana ha tratado de enviar estas últimas semanas es el de reclamar más autonomía, una mayor capacidad de decisión y organización y en definitiva blindarse de las batallas que se libran en Madrid. En cierto modo, la organización busca salvaguardar su propia estructura y los grupos que asumieron el control de la "marca" política de Podemos en el Principado (Somos) o que conformaron las candidaturas de unidad popular, como Xixón Sí Puede. Y de ese modo mantener una seña de identidad dentro de un proyecto que, para bien o para mal, ha tenido en Pablo Iglesias y su liderazgo el principal referente para sus votantes.

Por eso, las llamadas de la dirección asturiana a que pablistas y errejonistas actúen con "juego limpio" o incluso la reclamación de un retraso en la celebración de la asamblea de Vistalegre II han servido para tratar de ofrecer una imagen de neutralidad que, en cambio, no han mantenido los cargos que están metidos de lleno en las dinámicas centralistas de la organización.

La preparación de Vistalegre II le ha servido a Podemos Asturies para elaborar un documento específico cuyo recorrido no está claro, pero ha sido excusa para que la organización realice un repaso a sus retos y estructuras. Ese texto apunta algunos de los objetivos específicos en Asturias: por ejemplo, cómo abordar la presencia en el medio rural con un discurso atractivo. Podemos consiguió sus mejores resultados en los municipios urbanos del centro de Asturias, pero perdió toda ventaja en el cómputo de los diputados correspondientes a las alas oriental y occidental.

Otro de los modelos específicos que propone la organización en Asturias se refiere a los círculos. Las células básicas de participación orgánica se encuentran en crisis, orilladas por el control que ejercen los dirigentes nacionales. Mientras que algunos plantean que los círculos deben recuperar su protagonismo como espacios de decisión, la dirección asturiana considera más efectivos los colectivos o plataformas ciudadanas que persiguen algún objetivo. En definitiva, "todo lo que huele a Podemos", es también Podemos.

Asturias no ha sido hasta ahora un lugar en el hayan puesto demasiado los ojos los dirigentes nacionales de Podemos, aunque intervinieron de forma directa en la elaboración de las listas en las elecciones generales y europeas, obviando el criterio de la organización en el Principado. Pero el resultado de Vistalegre II puede alterar las estrategias internas por el reparto del poder territorial en las comunidades autónomas.

De ahí que resulte relevante si la organización de Asturias consigue salvaguardar su visión específica. Algunas decisiones en la relación con otros partidos que impulsan las diferentes sensibilidades en pugna en la asamblea nacional tienen singularidades asturianas, como las alianzas con Izquierda Unida que Pablo Iglesias pretende sellar de un modo estable, o la relación con un PSOE que afronta también un escenario de incertidumbre sobre su futuro.

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