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JORGE FLORES | Fundador y director de "Pantallas Amigas"

"Hay problemas que no se deben al móvil, sino a la falta de límites"

"Es delicado que un niño utilice un teléfono antes de los 12 años, se necesita un compromiso real de sus padres"

Jorge Flores, durante la conferencia que ofreció en el colegio Loyola, en Oviedo. IRMA COLLÍN

"Pantallas Amigas" lleva desde 2004 promoviendo el uso responsable de las nuevas tecnologías. Jorge Flores, fundador y director de la asociación, destaca que ya entonces existía contenido nocivo y que el ciberacoso era una realidad hace doce años. Incide en que los padres deben acompañar a sus hijos en internet y que no pueden excusarse en el desconocimiento de las tecnologías para no actuar. Muchos de los problemas relacionados con la materia, dice, no se deben a la aparición de los móviles y las redes sociales. Proceden de la incapacidad de las familias para establecer normas y que los más jóvenes las respeten: "Hay problemas que no vienen del móvil sino de la falta de límites". En Asturias ha participado en "acciones puntuales", como la charla para padres que organizó el AMPA, el pasado jueves, en el colegio Loyola sobre los riesgos de internet.

-"Pantallas Amigas" surgió en 2004, antes que muchas de las redes sociales más populares.

-Ya entonces había contenidos nocivos en internet. El ciberacoso sexual a menores era otra de las preocupaciones. Que alguien entrase en contacto con ellos a través de un chat y los coaccionase, una estrategia que se suele llamar "grooming". Se ganan la confianza de los menores, consiguen algún secreto o incluso fotos o vídeos y les hacen chantaje. También hay depredadores sexuales que intentan tener un encuentro.

-¿Cómo se han adaptado a los cambios en la tecnología?

-Ha habido varios importantes. Uno, la aparición de las redes sociales que traen consigo una pérdida de privacidad. Otro, los usuarios dejamos de ser consumidores de información y hemos pasado a ser productores. Y también ha llegado el internet en movilidad. Si a todo esto le sumas el aumento del ancho de banda, se incrementan los riesgos, que también afectan a las personas mayores. Asimismo, todos los problemas que se estaban dando se magnifican.

-¿Qué le parece que un juez de menores de Granada haya planteado la prohibición de los móviles en los colegios?

-A mí me suelen preguntar cuál es la edad a la que un niño puede tener un teléfono móvil. Digo que pueden utilizarlos en la medida en que se esté dispuesto a acompañarlos. No hay una edad definida. Depende de cómo sea el chico.

-¿Quién tiene que hacer ese acompañamiento?

-Sobre todo, los padres. Otra cosa es determinar cuándo se puede utilizar el móvil en el colegio sin distorsionar el curso escolar. Es delicado que un niño utilice un móvil antes de los 12 años. Y se necesita un compromiso real por parte de los padres.

-¿Qué significa ese compromiso?

-Se trata de hacer una supervisión. Yo conozco casos de familias que han prohibido el móvil. Pero, aun así, los adolescentes los van a utilizar en algún momento por primera vez y van a necesitar acompañamiento.

-Los nativos digitales, ¿saben mucho de tecnología y poco de riesgos?

-Yo nunca he usado el término nativo digital. Los chavales saben cacharrear, pero no lo que realmente están haciendo. Pero es más cómodo decir que saben mucho porque hay veces que nos duele que nos enseñen, nos corrijan y sepan cosas que no sabemos.

-¿Conocen los riesgos?

-Se está trabajando para ello. Los riesgos evolucionan muy rápidamente y eso exige dedicación por parte de los chavales y por quienes nos encargamos de ellos. Tienen algunos conocimientos pero no es suficiente.

-¿Cómo se les puede ayudar a mejorar?

-Las familias tienen que compartir más momentos con los jóvenes. Cuanto más tiempo participen en actividades que se desarrollan a través de la pantalla, mejor. Si cada vez tienen más posibilidades de ser independientes a edades tempranas, antes tendremos que empezar a acompañarles. Pero compartir no significa espiar. Es dedicar tiempo y supervisar.

-¿No hay resistencia por parte de los adolescentes?

-Depende de cómo se haga. No tienes por qué seguir a tu hijo en redes sociales, pero puedes decirle que quieres utilizarlas y que te enseñe. Lo que pasa es que, a veces, se confunden los problemas de redes sociales con los de educación. Hay problemas que no se deben al móvil sino a la falta de límites. Si le pides algo y no te hace ni caso... Hay que tener mano izquierda para que no te vea con un enemigo de su entorno y poder poner límites. Se puede negociar y llegar a un consenso. Una madre en Valencia me dijo que había prohibido a su hijo un juego cuyo contenido no era adecuado y que sus amigos lo tenían permitido. Y le planteé que le compensase de otra manera para que no se sintiese perjudicado por un criterio que, aunque acertado, no tenían el resto de padres. Que otros lo hagan no puede servir de excusa. Gran parte de lo que tienen los padres es miedo producido por el desconocimiento. Les llaman nativos digitales y se ahorran aproximarse porque no están al día. El miedo se disculpa y la pereza no. Hay que poner dedicación y esfuerzo. Gran parte de la vida de los chicos discurre en internet y los padres no pueden renunciar a entenderlo y a acompañarles.

-La tecnología ha llevado el acoso escolar más allá de las aulas, ¿se puede controlar?

-Ahora la persecución sigue cuando el alumno se va a casa y la victimización es mucho más intensa. Además, es raro que haya "bullying" sin haber "cyberbullying". Estamos trabajando valores y habilidades. Se hace más escarnio a través de internet porque no ves sufrir a la víctima. Se hacen los insultos pensando más en las personas que los que van a ver que en aquellos a quienes van dirigidos. Hay una falta de empatía porque nos comunicamos a través de una pantalla. Incluso muchas víctimas se convierten en acosadores en la red, crean perfiles y machacan a otros.

-En Asturias, ¿tenéis algún proyecto en marcha?

-Hemos trabajado en la formación a docentes y en algunos municipios que han contactado con nosotros para realizar acciones concretas.

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