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Auge y caída de la vía estrecha

Feve batió todos los récords de usuarios en 2005, tras completarse la doble vía de Siero a Oviedo, e inició el declive cuando decidió automatizar las estaciones

Un tren de Feve, en la línea entre Trubia y Collanzo. J. R. SILVEIRA

La trayectoria de Feve en los últimos veinte años oscila entre el éxito que llevó a la compañía a batir todos los récords de usuarios en 2005 y el fracaso que supone el estar hoy a punto de bajar de los dos millones de viajeros anuales, menos de la mitad de los que se subían a los trenes de vía estrecha hace una década. Semejante contraste no es fruto de la casualidad, sino de la gestión y de la inversión. La compañía obtuvo sus mejores resultados tras la duplicación de la vía entre La Carrera (Siero) y Oviedo, una actuación culminada en septiembre de 2003 dentro del proyecto de Metrotrén de Asturias, impulsado por Francisco Álvarez-Cascos, y que derivó en un espectacular incremento de más de un millón de pasajeros solo en esta línea de cercanías Oviedo-Infiesto.

Por contra, tras esa imponente carrera al alza que ya se había iniciado a mediados de los años noventa del pasado siglo, la compañía entró en picado a partir de 2006, coincidiendo con el proceso de automatización y posterior despersonalización de las estaciones. La crisis económica y una gestión centrada en proyectos fallidos como el MiniAve del Cantábrico o el tercer hilo por el puerto de Pajares, y en la que se relegaron los planes de duplicación de vías, hicieron el resto.

Las cifras hablan por sí solas. Los servicios de cercanías de Feve en Asturias entraron en la década de los noventa del pasado siglo con 3,4 millones de viajeros. En 1996, tras una importante inversión en la mejora de los trazados, los trenes de vía estrecha comenzaron a ganar pasaje, con incrementos interanuales que llegaron a superar los 300.000 usuarios hasta llegar, de la mano del Metrotren, al récord absoluto de 4.876.490 pasajeros en 2005. Pero el éxito duró muy poco. El balance de 2006 ya se cerró con espectacular retroceso de 1,1 millones de viajeros que las fuentes ferroviarias consultadas achacan al proceso de implantación de tornos y máquinas expendedoras de billetes. "Eso conllevó que mucha gente mayor de la zona rural que venía utilizando el tren dejara de hacerlo", subraya un veterano trabajador de Feve, que alude a la "pérdida del carácter familiar" del servicio como una de las claves que explican la actual deriva de las cercanías de vía estrecha, enfrascadas en una marcha atrás que ya se extiende por once ejercicios consecutivos.

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