La borrasca "Leiv" sacó ayer su artillería pesada para despedirse de Asturias. Viento, granizo, nieve, lluvia, olas y rayos azotaron durante todo el día la región, originando complicaciones en las carreteras y en el aeropuerto, caída de árboles y cortes de luz. Hubo restricciones en la autopista del Huerna, fue obligatorio el uso de cadenas en seis puertos y trece vías, estuvo cerrado el puerto de Connio y se cancelaron dos vuelos entre el Principado y Barcelona. Además, la caída de una tubería en la autovía del Cantábrico bloqueó la circulación durante media hora a la altura de Cudillero y un árbol paralizó el tráfico ferroviario en Infiesto. Fueron los incidentes más destacados de una jornada con vientos superiores a los 140 kilómetros por hora, olas de más de siete metros y espesores de nieve de 20 centímetros en los Picos de Europa. Hoy el Principado vuelve a la calma, pero las fuertes lloviznas regresarán de nuevo mañana. La semana estará marcada por la inestabilidad.

El viento sopló sobre todo de noche en el Aeropuerto de Asturias, que registró cerca de las cinco de la madrugada una racha de 143 kilómetros por hora, la mayor de este temporal. El vendaval obligó a cancelar a última hora de la tarde dos vuelos entre la región y Barcelona. El fuerte oleaje también sacudió la costa con olas de más de 7,43 metros frente a Cudillero. Por su parte, las tormentas descargaron sobre todo en zonas de la costa, dejando cubiertas de blanco localidades como Luanco, Candás, Cudillero y Llanes. Todo este cóctel meteorológico dejó un reguero de incidencias en Asturias, la mayoría relacionadas con caídas de árboles.

Uno de ellos se precipitó sobre la catenaria entre La Reboria y la recta de Lléu, en el concejo de Infiesto, obligando a cortar el tráfico ferroviario durante varias horas. El incidente se produjo al filo de las 13.50 horas y los operarios de Adif restablecieron el servicio sobre las 19.30 horas. La caída de otro árbol entre las localidades llaniscas de Nueva y Cardosu también bloqueó la vía durante una hora, afectando a un tren de pasajeros y a uno de mercancías. En Llanes y en Ribadesella el fuerte viento dejó una retahíla de señales, vallas de obra y contenedores de basura volteados. En la villa de Posada Herrera las granizadas tiñeron de blanco por unos minutos algunas zonas de la capital del concejo. Los bufones de Pría volvieron a aglutinar a numerosos curiosos que, cámara en mano, captaron espectaculares imágenes del mar.

En Luanco, el mal tiempo aguó la tradicional procesión del Socorro, que únicamente se pudo desarrollar alrededor del cabildo de la iglesia parroquial. Pasadas las diez y media de la mañana cayó en la capital gozoniega una gran granizada que cuajó y también detuvo el tráfico de acceso a la población. La tormenta contribuyó a anegar los prados del entorno de Luanco. Por su parte, los accesos al Centro Niemeyer estuvieron toda la mañana inundados. Mientras, en la rotonda de Buenavista, en Avilés, una valla publicitaria se desplomó sobre un coche sin que, en apariencia, causara daños graves. Cayeron varios árboles: en el parque de La Magdalena, en el camino de Lluera ( La Luz) y en La Cabián (Valliniello).

En Gijón, los bomberos realizaron durante el fin de semana más de una treintena de actuaciones relacionadas con el temporal. La mayor parte de las salidas tuvieron que ver con caídas de árboles, dos de ellos en la calle San Bernardo, procedente de ramas del parque de Begoña. Los funcionarios retiraron una tela asfáltica en la calle José Las Clotas y una antena del tejado de un edificio en la calle Los Moros, entre otros materiales. Además del viento, ayer Gijón se despertó con una fuerte granizada que dejó en apenas unos minutos 23 litros de agua por metro cuadrado.

En Sariego, el viento sacudió la pomarada de la familia Masaveu, la mayor de Asturias, donde muchos pomares de la plantación fueron arrancados de raíz. Asimismo, en el concejo de Siero, un árbol de gran tamaño situado en las proximidades de la iglesia de Bobes se cayó justo delante del templo, aunque por suerte no hubo que lamentar daños personales. En Cudillero, el granizo cubrió las calles de la capital a primera hora de la mañana generando una estampa poco habitual. Y en Cornellana, el río Narcea anegó el área recreativa de La Doriga.

Por último, el mercado de Cangas de Onís vivió uno de sus peores domingos con pocos vendedores y apenas clientes. Solo se ocupó una decena de puestos.