El protocolo de actuación común a las cuatro comunidades autónomas prevé realizar al menos cada seis meses -siempre y cuando no sea requerido antes- actuaciones para espantar a los osos "atrevidos" que bajen a los pueblos. Los gobiernos autonómicos todavía no han detallado qué acciones se llevarán a cabo, pero los expertos proponen utilizar balas de caucho, petardos y gritos. Esas son al menos las propuestas de la Fundación Oso Pardo, que apuesta por aplicar las mismas medidas que están funcionando con éxito en otros países, como Francia e Italia.

Dentro de la triple clasificación que hace el documento -osos agresivos, con problemas o problemáticos por su habitual visita a pueblos-, conviene conocer cuándo un plantígrado se considera conflictivo. En resumen, cuando no tenga miedo y se acerque de forma directa a las personas, que fije la mirada en ellas de forma ininterrumpida durante minutos, que mueva los labios y la mandíbula de manera reiterada, que haga vocalizaciones (ruidos) constantes y realice pisoteos con las patas delanteras. En estos casos, lo mejor es actuar con calma, no alterarse, y dar marcha atrás aunque sin correr. Los expertos aconsejan que los turistas se hagan "notar, pero sin brusquedades" para que el animal perciba con suficiente antelación su presencia. Para ello, hay alzar la voz (sin gritos) y mover los brazos.