La fiscal superior de Asturias, Esther Fernández, pintó ayer un panorama poco halagüeño de la situación del ministerio público en la Comisión de Presidencia y Participación Ciudadana, durante la presentación de la memoria de la Fiscalía correspondiente a 2015. No solo se quejó de la inadecuación de las instalaciones, sino también de la falta de seguridad, la burocracia y la inexistencia de una regulación de la oficina fiscal, que impide cubrir las bajas con la prontitud que exige el servicio.

"No ha habido mejoras de las medidas de seguridad. La situación es peligrosa. Si alguien sube a la Fiscalía, verá que aquello parece la barra de un bar, con la gente apoyada esperando a entrar en los Juzgados de familia, todo el papel por allí encima... Aquí no ha pasado nada no sé por qué, pero yo lo digo por si acaso. La Fiscalía no puede estar en medio de un pasillo de tránsito. Sería un negocio si sirviésemos café. A ver si de una vez tabican. Es que nos han robado el bolso dentro de la propia Fiscalía", dijo Fernández, a preguntas de la diputada de Ciudadanos Diana Sánchez. La víctima del robo no fue otra que la fiscal del "caso Marea", que comentó el desagradable incidente en una de las primeras sesiones del juicio, en abril del año pasado.

Tras la exposición de la memoria, Esther Fernández respondió a las preguntas de los diputados con total franqueza y cierto sentido del humor. Por ejemplo, en la Fiscalía sigue habiendo "más fiscales que funcionarios, algo que no pasa en ninguna empresa". Se aumentó la plantilla de fiscales y Fernández pidió al Principado un aumento similar de funcionarios, algo por lo que sigue esperando. En contrapartida, le han instalado a ella y a los responsables de Gijón, Avilés y Langreo un ordenador de doble pantalla, para ir acostumbrándose al expediente digital, una entelequia por el momento, ante la falta de conexión con Lexnet. Eso sí, ya hay una partida del Principado para la modernización informática.

La temporada de gripe

Sobre la oficina fiscal, añadió, ha habido reuniones, pero falta una regulación que establezca por ley las funciones de la Fiscalía y la dotación de personal, para que, "las bajas se cubran de forma automática". "Ante una baja laboral, tardan dos meses en nombrar un interino. Y en época de gripe, la plantilla se queda vacía. Esta temporada nos quedamos sin agentes judiciales y no se podía mover papel", confesó. Y se mostró contra la sustitución vertical de funcionarios. "Quedó una vacante por tramitación por jubilación, se hizo cargo un funcionario de categoría inferior y tuvo que renunciar, porque se puso a hacerlo y no pudo, porque no sabía", aseguró. Fernández confesó que tenían un problema con las bajas de larga duración. Y clamó por que se nombre un jefe de personal. "Es absurdo que la Fiscal Superior tenga que andar firmando bajas y permisos de vacaciones, de paternidad o días de asuntos propios, porque, además, solo tengo el mando organizativo, no el funcionarial, no puedo abrir expediente a nadie, con lo que tengo que depender siempre de la buena voluntad de las personas", añadió. Una buena voluntad que debe aplicarse, por ejemplo en las vacaciones. Aún recuerda su primer mes de julio en la Fiscalía, con todo el personal de tramitación penal de vacaciones a la vez.

La Fiscal Superior también tuvo palabras para la burocracia. "Tenemos ordenadores de sabe Dios cuándo, y se cuelgan. Perdemos mañanas enteras porque no funcionan, no se puede hacer nada", confesó. Vio además un claro problema de seguridad, porque el personal del Centro de Servicios Informáticos (CGSI), si un ordenador se cuelga, tiene que acceder al mismo, y andan "fuchicando" en "materias reservadas, asuntos muy sensibles". Y si por un casual hay que cambiar un mueble de sitio, "se tardan cuatro días y no puede ser".