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La guía secreta de Asturias

Faros del principio del mundo

El pueblo y el puerto de Ortiguera, así como el Cabo San Agustín, son algunos de los tesoros etnográficos y paisajísticos del concejo de Coaña

Faros del principio del mundo

Depende desde donde se mire la mar, la tierra puede ser el punto de partida o bien el principio del mundo cuando se regresa de trabajar en ella, algo que saben muy bien quienes cada día salen a faenar a la mar y sus familias. Protagonista indiscutible del devenir de los días en Asturias, el Cantábrico forma parte del paisaje más buscado por los que gustan de perderse por lugares llenos de contraste, donde tierra y mar se unen en una comunión perfecta. Tal es el caso del pueblo de Ortiguera, en Coaña, y del Cabo San Agustín, desde donde existe una de las vistas más espectaculares con sus grandes acantilados y desde donde se ve, con tiempo claro, hasta la costa de Burela, en Galicia.

Su puerto, calificado como el más pequeño del Occidente y donde tienen su base cuatro embarcaciones pesqueras, invita a descubrir el paisaje de sus casas, muchas blancas, ubicadas en ambas laderas. Al puerto lo llaman El Ribeiro y allí se encuentran los restos de su antigua fábrica de conservas. Otros barrios de este pueblo marinero son La Rasa (o La Poceirúa), El Penedón, El Molín, La Cruz, El Cambaral, Fundión El Llugarín, El Molín, El Cristo, La Cruz y La Cabana.

Luego, arriba, cambia el paisaje urbano y las casinas intercambian espacio con construcciones indianas y otras casas de piedra negra y tejado de pizarra que recuerdan, sin duda, la arquitectura del Occidente. Algunas incluso con pequeñas huertas cerradas con lajas. También hay otra zona donde han crecido de forma importante las nuevas edificaciones. Entre las casas indianas llaman la atención la Quinta Jardón, levantada en el siglo XIX por José María Jardón y continuada por sus hijos y nietos, familia que fue la gran benefactora de este pueblo marinero, y, aunque en un triste estado de deterioro, Villa Arbosa, también conocida por la casa de los Noreña, levantada por otro indiano: José Rodríguez Jardón.

El alma se encoge o se expande, eso ya depende de cada uno, cuando, llegados hasta los faros, el mar toma por entero el horizonte para luego descubrir cuanto desde tierra nos acompaña: la capilla de San Agustín y los dos faros: el viejo faro, construido en 1945, y el más moderno, datado en 1975, y la playa de Arnelles. También se encuentra allí el recuerdo a cuantos murieron en la mar y cuyos nombres y embarcaciones figuran en las lajas del monumento que allí se levantó a las gentes de la mar en 1994.

También en recuerdo a los pescadores está varado en el parque el barco con el que durante 26 años trabajó José Enrique Pérez, "Pepe de Pericón", un coañés que hace unos años recordaba para este periódico que unas 70 mujeres llegaron a estar en plantilla en la vieja fábrica de conservas, en El Ribeiro. Su envase era amarillo y rojo y sobre las latas se leía La Venecia.

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