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Los promotores de la reforma electoral cambian su método de reparto de escaños

El experto Victoriano Ramírez ve más proporcional el nuevo sistema, que varía la adjudicación de los diez diputados no asignados por cuota territorial

Victoriano Ramírez, en su comparecencia en la Junta en 2013.

Los tres grupos políticos que impulsan en la Junta la reforma del sistema electoral asturiano -que hoy se verán en la ponencia de la proposición de ley de reforma de la norma 14/1986- se han replanteado el método, formalizando una enmienda a su propio mecanismo de reparto de escaños que perfecciona sensiblemente su proporcionalidad. Esto es lo que piensa Victoriano Ramírez, catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad de Granada y especialista en mecanismos electorales, después de analizar las correcciones que Ciudadanos, PSOE e IU sugieren para su propio texto. Plantean una reforma de su reforma que mantiene el sistema vigente, en tres circunscripciones, como procedimiento para asignar 35 de los 45 asientos del parlamento, pero que modifica el mecanismo que ellos mismos habían formulado para la distribución de los diez restantes.

Donde la versión original sugería repartirlos a partir de los "restos", o de la bolsa de votos que no hubiesen obtenido representación en el primer proceso, ahora la innovación plantea que su distribución se efectúe teniendo en cuenta el total de los sufragios obtenidos por cada candidatura en el conjunto de Asturias y la totalidad de los escaños recibidos en la asignación de los 35 primeros. Esos diez diputados se adjudicarían por distrito único y además conforme a una fórmula que reparte los asientos a partir del número de parlamentarios que cada partido hubiese conseguido en el primer proceso y que a continuación los distribuye entre las tres circunscripciones.

En términos de representación política, el nuevo método propuesto equivale "casi exactamente a un reparto proporcional de los 45 escaños por el método d´Hont" en circunscripción única, sostiene Victoriano Ramírez, aunque en el parlamento autonómico los diputados sigan en la práctica representando al centro, al oriente y al occidente. Y eso es bueno. Ésta es la razón que sostiene su opinión sobre la mejora de la representatividad política que ofrece la nueva versión tanto respecto a la situación actual como, sobre todo, a la primera propuesta de reforma, aquélla que recibió la dura reprimenda del catedrático jienense unos meses después de comparecer en la Junta en la legislatura pasada para valorar la primera tentativa fracasada de modificación electoral en Asturias. "Lo de antes era impresentable", afirma. "No existe en ninguna parte del mundo y puede dar lugar a resultados desagradables", tanto como que un partido con más del 50% de los votos, ejemplifica, puede no tener mayoría suficiente para gobernar.

Según un ejemplo aportado entonces a algunos diputados, existía incluso la posibilidad de que un partido con el 51% de los votos obtuviese 21 escaños -a dos de la mayoría absoluta- y que fuese "el único con un porcentaje de disputados inferior a su proporción de votos". En su supuesto había además un tercer grupo con "más votos que el segundo, pero con un parlamentario menos", circunstancias todas ellas que inducían a Ramírez a considerar que el método primaba a los partidos con menos apoyos en detrimento de los grandes y a sugerir la modificación de la propuesta.

Es eso lo que han hecho los promotores en una dirección que el profesor considera correcta. Mejor, más proporcional, capaz incluso de evitar aquella disfuncionalidad de 2011, cuando con el método actual Foro obtuvo con menos votos un escaño más que el PSOE. Queda, eso sí, por analizar la gran desventaja del sistema recién reformado, que al decir de Ramírez mejora en proporcionalidad pero puede restar en cuanto a la representatividad de los territorios.

El método reformado respeta mejor a los partidos, sostiene el catedrático, pero dadas las diferencias de tamaño entre las tres circunscripciones es probable que los diez escaños no sujetos a representación territorial acaben casi todos asignados al centro y que las alas queden "infrarrepresentadas" respecto a la situación actual. Esto, no obstante, también tiene arreglo. La alternativa de Victoriano Ramírez sugiere que se corrija mediante la asignación a cada una de las tres demarcaciones de un número de escaños fijos, independientes de los que se les atribuyen por población. Que, por ejemplo, en el primer reparto se asignasen 32 escaños por número de habitantes y hasta llegar a 35 se reservase uno más para cada una de las tres circunscripciones.

La necesidad de reformar el sistema para mejorar su proporcionalidad no tiene en Asturias, matiza el experto, la urgencia excepcional de otros parlamentos ni mucho menos llega a las fallas del método que rige la distribución de diputados en el Congreso. Sostiene Ramírez que el mecanismo vigente en el Principado, donde "la mayoría de los escaños se asignan en una circunscripción muy grande, tiene una proporcionalidad bastante grande".

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