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IGNACIO BERNARDO GUTIÉRREZ | Presidente de Amnistía Internacional en Asturias

"Lo más preocupante es el aumento del discurso del odio, que llega a los dirigentes"

"España dio una lección al mundo con el 'caso Pinochet'; ahora hay muchos intereses y somos la vergüenza"

Ignacio Bernardo Gutiérrez. MIKI LÓPEZ

Ignacio Bernardo Gutiérrez (Oviedo, 1951) es licenciado en Derecho, inspector de trabajo ya jubilado, y presidente de Amnistía Internacional en Asturias, cargo que desempeña desde 2014. Ahora está en su segundo mandato y en octubre se celebrará una nueva asamblea a la que podrá optar para continuar otros dos años o dar el relevo. "Aún no lo he decidido", afirma. Tras el último informe de Amnistía internacional, presentado la semana pasada, Ignacio Bernardo Gutiérrez alerta del incumplimiento reiterado y cada vez más extendido de los derechos humanos a lo largo y ancho de todo el mundo. También en España.

-¿Qué es lo más preocupante para usted de ese informe?

-Hay muchas cosas, pero quizás lo más preocupante es la alarma que produce el aumento del discurso del odio, de ideologías populistas que se centran en determinados colectivos y los demonizan culpándoles de todos los males. El problema es que ya está llegando a los dirigentes.

-¿Se refiere a Trump?

-Trump en Estados Unidos, pero está pasando en Hungría, en Austria, Holanda, Francia... Se está produciendo un retroceso en los derechos humanos y un posible efecto dominó donde nos encontramos con que no hay liderazgo frente a ese movimiento. No existe país ni líder que encabece el movimiento contrario. Recuerda un poco lo que ocurrió en los años 30 del siglo pasado. La demonización de determinados colectivos divide a la sociedad. Ahí están el Reino Unido, donde tras el Brexit se incrementan los delitos del odio, y Estados Unidos, donde hay millones de inmigrantes atemorizados.

-¿A qué se debe esta marea de populismo?

-Al temor por inseguridad y/o la incertidumbre económica. Los dirigentes buscan a un enemigo, interior o exterior, al que identifican como el culpable.

-¿Y en España?

-También incumple normas en materia de derechos humanos. Por ejemplo, la "ley mordaza" y la identificación del enaltecimiento del terrorismo. No tiene perfiles y una figura delictiva tan amplia está en contra de la libertad de expresión. Hay 28 acusados de ese delito por mensajes en redes sociales. Hay impunidad en el uso desproporcionado de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad, y no hay investigaciones rigurosas y exhaustivas, objetivas y serias para que no haya impunidad. Ahí está el caso de Esther Quintana, que perdió un ojo por un pelotazo de los Mossos d'Esquadra. Estaban encausados y fueron absueltos porque no se identificó al que realmente disparó.

-En su informe destacan la violencia machista.

-Sí, porque pese a los crímenes no se ha hecho una evaluación de la ley para determinar qué es lo que está fallando pese a que las cifras ya son terribles. Se reacciona siempre a posteriori. Hay que poner recursos y más y mejor formación para todos los actores implicados, y analizar exhaustivamente los procesos policiales y judiciales para saber por qué fallan los mecanismos de protección y se archivan denuncias.

-Amnistía Internacional también dedica un apartado exclusivo a los refugiados.

-Hay 65 millones de desplazados por razones de conflicto bélico, una cifra que no se alcanzaba desde la II Guerra Mundial. De ellos, 21 millones buscan el apoyo de otros países, que suelen ser vecinos e igual de pobres.

-El papel que está jugando Europa es más un papelón.

-La reacción de Europa es escandalosa, y la de España también. En 2015 y 2016 llegaron casi 2,5 millones de personas en busca de protección, de las que aproximadamente 180.000 corresponden al proceso de reubicación y reasentamiento. España se comprometió a acoger a 17.337 personas, pero el plazo acaba este año, han llegado sólo 1.034, y no hay trazas de que vengan los 16.000 que faltan por llegar. Y en España se puede asumir perfectamente ese contingente.

-Asturias se ofrece a ayudar y acoger a refugiados, pero llegan con cuentagotas.

-Asturias y otras regiones han pedido participar activamente, también muchos ayuntamientos, pese a que el Estado se dirige directamente a las ONG's cuando son las autonomías y los ayuntamientos los que se hacen cargo de esas personas. El Gobierno central sólo aporta un discurso muy positivo, pero acompañado de una pasividad enorme. Asturias elaboró un protocolo de acogida y tiene todo listo para recibir a esas personas, pero no llegan.

-España también tiene sus problemas fronterizos.

-Es que no nos podemos olvidar de que España también es frontera, porque tenemos nuestro propio muro, y aquí tenemos las expulsiones en caliente y masivas. Esto mismo ocurre en 36 países, cuando está establecido que no se puede devolver a una persona que solicita refugio a un país en el que va a estar en riesgo.

-¿Y qué se puede hacer?

-La población se tiene que movilizar. Queremos implicar a los ayuntamientos, y para escenificarlo vamos a representar un acto con el título "Inaugurar una Asturias Acogedora". Será mañana, 4 de marzo, a las 12.00 horas ante la sede de la Federación Asturiana de Concejos (FACC), en la plaza de Riego, en Oviedo, para exigir que se cumpla con lo comprometido y se agilicen los trámites de los refugiados.

-¿Cree que todas estas movilizaciones sirven para algo?

-El activismo pacífico de acción y denuncia está triunfando. Pero tenemos que conseguir que ningún violador de los derechos humanos quede impune, que los crímenes de lexa humanidad no prescriban ni quienes los cometan puedan ser amnistiados.

-Desde España se persiguió a Pinochet.

-Eso es pasado. España dio una lección al mundo con el "caso Pinochet", y a partir de ahí ha retrocedido en materia de Justicia Internacional. Se fueron modificando leyes, y aquello a día de hoy ya no se podrá volver a dar. Hay muchos intereses y ahora somos la vergüenza. No sólo no hacemos nada sino que hay impunidad con los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo, y no sólo no se investiga, sino que se obstaculiza.

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