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JULIO MAGDALENA | Pintor | Memorias y 2

"Tuve que dejar la pintura por un ictus, de no ser por eso seguiría pintando"

"Pasaba de los 50 años cuando abandoné Unitec para dedicarme por completo al arte, para entonces ya era conocido"

El pintor, entre sus nietas Olaya Suárez y Lara Magro, en su última exposición, en febrero de este año, en la sala BBVA de Oviedo. FAMILIA J. MAGDALENA

Julio Magdalena (Villamayor, 1926) es uno de los paisajistas asturianos más reconocidos y reconocibles, y una figura notable del arte asturiano en la segunda mitad del siglo XX. Tras varios años alejado de las salas, unas semanas atrás reveló en Oviedo su periodo abstracto, la última etapa de una prolífica producción que dio por terminada en 2011, tras sufrir un ictus. En la segunda entrega de sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA habla de la crucial decisión que, en los años finales de la década de los setenta, le llevó a vender su participación en un próspero negocio, Unitec, para dedicarse por completo al arte, y de su estilo e inquietudes como pintor.

La pintura. "Pasaba ya de los 50 años cuando decidí dedicarme por completo a la pintura. Unitec iba bien, pero de los cuatro socios originales sólo quedábamos dos, uno se había retirado y otro se había instalado por su cuenta. Así que fui a hablar con mi socio y le ofrecí venderle mi parte. Aceptó enseguida, de hecho me dio una cantidad importante. Creo que fueron diez millones, quizás algo menos. Pero bueno, estuvimos viviendo tres años sólo de ese dinero. Claro que para entonces yo ya vendía mucha obra. Porque lo de dedicarme a la pintura no fue un salto al vació, yo ya era muy conocido en esa época y también valorado. Alfonso, el creador de 'Pinón y Telva', siempre me decía que si pintase como yo se haría millonario, porque estaría pintando todo el día. Pero él era un gran dibujante y vendía muchísimo".

Ana. "Mi mujer era Ana García. Falleció hace dos años, cuando tenía 85. Era de Quintes, pero se vino para Gijón de chavalina. Nos conocimos en un baile y nos casamos cuando yo tenía 23 años. Tuvimos dos hijas. Ella no sabía nada de pintura, ni quería saber, pero siempre opinaba sobre lo mío. Cuando decidí dejar el trabajo no le importó, porque yo ya hacía exposiciones, tenía premios.... estaba encarrilado. Pero además, eso nos dio la oportunidad de viajar mucho y visitar muchos museos por todo el mundo, donde adquirí muchos libros de arte".

Monticelli. "Mi generación fue muy activa, salimos muchos pintores aquellos años. Pero era porque había mucho mercado. En las exposiciones se vendía mucho y también nos hacían encargos. Yo siempre tenía pintura en depósito en una sala que había aquí en Gijón, Monticelli. Estaba en la Escalerona. Además, todos los años tenía asegurada una exposición de treinta días. Yo vendía tanto que los dueños de una tienda de marcos, Jardón, hablaron con una casa de molduras para que diseñaran un marco específico para mis obras".

México. "A mí me llamaban para hacer exposiciones por toda España, y también en el extranjero. Recuerdo una en México, invitado por el Centro Asturiano. Me preocupaba mandar los cuadros para allá, porque me decían que había mucha corrupción. Así que los llevé sin enmarcar, cargué una maleta con cuarenta kilos de pinturas, que era el máximo que podía cargar. Y una vez en México fui a una carpintería y los armé allí yo mismo. Luego tuve otra en Valencia, cuando aún trabajaba el óleo. Desmonté los asientos del coche y puse allí los lienzos, luego volví a montar los asientos y subí a las niñas encima. Y así nos fuimos a Valencia, ésas eran nuestras vacaciones".

Técnica. "Siempre fui muy rápido pintando. Cuando empecé a pintar hacía acuarelas, y de ahí me pasé al óleo. Pero no me gustaba, porque dejaba mal olor, era pesado y los cuadros se estropeaban, se cuarteaban todos. Así que empecé a trabajar el acrílico, que tiene el inconveniente de que seca muy rápido y hay que ser muy cuidadoso. Pero como yo era de pincel rápido, me adapté muy bien a esa técnica, en la que tienes que tener un trazo fino y ser muy rápido. Otros pintores amigos míos trataron de pasarse también al acrílico, pero no se adaptaron y volvieron al óleo. Yo, en cambio, estaba muy a gusto con el acrílico, y más desde que cambié los lienzos por tablas, que no se agrietan ni se rompen como el lienzo".

Mascaradas. "Mis grandes temas siempre han sido las mascaradas y los paisajes. A mí me gusta mucho Evaristo Valle y, sobre todo, Goya. Pero el tema de las carnavaladas me viene de la infancia, del pueblo, donde se celebraban los Carnavales. Porque todo esto de Halloween ya lo había en los pueblos, la gente se disfrazaba, se ponía narices, vaciaba las calabazas? Luego la dictadura lo prohibió, pero yo pintaba las mascaradas que veía de niño, y siempre gustaron mucho. Luego estaban los paisajes, que yo los tomaba del natural. Iba de senderismo y cuando volvía a casa pintaba lo que recordaba. Porque yo nunca usé el apoyo de la fotografía. También hice algunos bodegones y marinas, pero las mascaradas y los paisajes son mis dos grandes temas".

Ictus. "La pintura la tuve que dejar porque en 2011 me dio un ictus. Me cogió toda la parte derecha, y como soy diestro ya lo tuve que dejar, porque no recuperé toda la movilidad. De no ser por eso, seguiría pintando. Pero no lo echo de menos, ya son muchos años. Todo pasa, todo lo borra el tiempo. Y los problemas tienen la importancia que les quieras dar, es mi filosofía de la vida y así la intenté transmitir a mis hijas".

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