La mala calidad del aire no solo contribuye al desarrollo de patologías respiratorias o al cáncer de pulmón. También ocupa el noveno lugar entre los factores de riesgo a la hora de contraer enfermedades cardiovasculares, por encima de la escasa actividad física, las dietas altas en sodio, el colesterol elevado o el consumo de drogas. Así figura en un estudio de la Sociedad Europea de Cardiología en el que se explora la relación entre la contaminación atmosférica y las dolencias cardiovasculares, que se deben a trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Las más comunes son las cardiopatías coronarias, enfermedades cerebrovasculares, hipertensión, vasculopatías periféricas, cardiopatías reumáticas y congénitas, y las insuficiencias cardiacas.

El informe europeo también determina que los altos niveles de contaminación conllevan un incremento de las enfermedades respiratorias. En el caso de las cardiovasculares, el riesgo es mayor en las personas de más de 65 años y con antecedentes médicos por este tipo de dolencias.

Los expertos recomiendan que las personas con alto riesgo de sufrir alguna dolencia cardiovascular tomen medidas para limitar la exposición al aire de mala calidad y contaminado, así como que cumplan escrupulosamente con la medicación destinada a prevenir o combatir los perniciosos efectos de la polución.