Las listas de espera en la sanidad pública han logrado desesperar incluso a los facultativos. El Colegio de Médicos de Asturias ha suscrito por vez primera un convenio con un aseguradora privada que busca ofrecer a sus miembros la posibilidad de acceder a consultas, pruebas y tratamientos en unos plazos razonables. "Las circunstancias actuales de la sanidad pública son complicadas, con más esperas y más retrasos, y hemos querido añadir un servicio más al catálogo de prestaciones que ofrece el Colegio", explicó a este periódico Alejandro Braña, presidente de la corporación, que actualmente agrupa a unos 6.000 profesionales, de los que en torno a 4.000 trabajan en la red sanitaria pública.

El convenio con el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ) fue firmado hace aproximadamente año y medio, y se renueva año a año. Se trata de un acuerdo marco que ofrece a los colegiados una condiciones ventajosas, y al que se adscriben de forma voluntaria los médicos que desean esta prestación. "No va dentro de la cuota colegial, es una cuestión totalmente privada", subrayó el doctor Braña, quien agregó que convenios de esta naturaleza están siendo firmados por "otros colegios de médicos del país para dar una cobertura sanitaria de carácter personal al colegiado que la requiera y a su familia directa".

Según un buen conocedor de los entresijos colegiales, los principales demandantes del seguro privado fueron los médicos jubilados, un colectivo de dimensión creciente. "Reclamaban que se hiciera algo porque se encuentran con que, una vez que concluyen una etapa laboral de varias décadas, tienen la sensación de que acuden a un centro sanitario y ya nadie los conoce, cosa que no sucede en otros sitios", indicó.

El panorama que dibuja este afectado por la medida pone el acento en las nuevas condiciones laborales en la sanidad pública: "No hay más que ver cómo están los compañeros, la cantidad de trabajo que tienen, los acogotados que están por el sistema informático. Antes ibas y te atendían, pero ahora chocas con que no estás citado, con que el ordenador no sé qué, con que la lista de espera llega a Pravia, con que están trabajando con una gran presión y te da corte ir por cosas no graves. Todo el mundo está muy estresado, y no te gusta ir allí para añadir presión".

Esta situación no se circunscribe a los médicos jubilados. "Los que estamos dentro del sistema sanitario no tenemos problema para una consulta de pasillo con un compañero, pero si hay que hacerse una prueba cualquiera ya es otra historia. Lo contrario induciría a un trato de favor", precisa un profesional en activo.