"El Bosón de Higgs era la última pieza de un puzzle que hacía falta para mantener el modelo tradicional sobre qué partículas conforman la materia". El físico e investigador en la Universidad de Purdue, Santiago Folgueras, doctor por esa misma universidad, habló ayer en la Facultad de Ciencias sobre los próximos retos del LHC (Gran Colisionador de Hadrones) del CERN. El programa científico para años venideros pasa por resolver el enigma de la composición de la materia oscura. Pero el volumen de datos obtenidos hasta ahora es tal que consumirá varios ejercicios consecutivos las tareas de análisis y detección. "El gran objetivo es conocer de qué está hecha la materia oscura, que es el 25% del universo que conocemos; sabemos que está pero no sabemos de qué está hecha", reflexionó minutos antes de compartir con los alumnos de la Universidad de Oviedo los resultados obtenidos del LHC.

El investigador señaló que desde que se puso en marcha el acelerador de partículas de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) ha habido avances significativos: "Nadie sabe lo que puede venir después del Bosón de Higgs; estamos con todas las puertas abiertas a la espera de que aparezca algo que no entendamos", detalló. De los datos obtenidos hasta ahora, "queda mucho por conocer" puesto que el programa científico del LHC, que comenzó a funcionar en 2010, se encuentra todavía "muy al principio, hemos tomado el 3% de los datos de lo que se espera. Se ha hecho mucho pero aún queda un camino muy grande por recorrer", mencionó Folgueras, quien mantiene vínculos personales con su director de tesis en la Universidad de Oviedo y con el grupo de Física de Altas Energías que dirige Javier Cuevas. "Al final seguimos trabajando juntos, porque el experimento CMS es una gran colaboración de dos mil científicos en todo el mundo y tienes que trabajar con más gente, no puedes hacerlo solo", indicó el joven investigador, al tiempo que expresó su confianza en que esas colaboraciones se prolonguen en el tiempo para poder regresar un día a la Universidad de Oviedo: "Ese es el gran sueño".

Entre tanto, Folgueras se acerca ya a los dos años de estancia posdoctoral en la Universidad de Purdue, renovada con carácter anual y con la vista puesta en la vuelta a Asturias. "Lo que hacemos allí es buscar nueva Física. El experimento del Gran Colisionador de Hadrones es de alguna manera como una gran cámara de fotos, muy compleja, en la que hay que trabajar, entender lo que sale de allí y realizar el mantenimiento adecuado", continúa en sus explicaciones sobre la misión científica del LHC en la que participa desde la Universidad de Purdue. "Hay dos patas fundamentales en la investigación. Una de ellas es la de asegurarse que se están obteniendo datos y analizarlos. De alguna forma es lo que se habla ahora tanto acerca del Big Data. Existe una gran cantidad de datos, y hay que filtrarlos y sacar lo que interesa de ellos", mencionó. Pese a la sencillez con la que lo explica, Folgueras reconoce que se trata de un experimento "muy complicado" donde hay que realizar una buena criba de la información.

El LHC genera 40 millones de colisiones de partículas por segundo y se guarda una porción mucho más reducida de esa información. "Nos encontramos muy al inicio de una era que será muy fructífera científicamente", proclamó Folgueras. El programa científico del Gran Colisionador de Hadrones para los próximos años pasa por incorporar la gravedad como una fuerza fundamental, además de explicar la asimetría entre materia y antimateria en el Universo y también resolver el enigma de la composición de la materia oscura. Se tratar, por tanto, de hallar un modelo más completo del universo como hoy lo conocemos.