La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La peligrosa relación de familia entre la FSA y el SOMA

La unidad de acción frente a Villa se quiebra con el enfrentamiento por Pedro Sánchez

La cuerda se tensa, pero en los extremos tienen sumo cuidado de que no se rompa. En ambos lados se encuentran el SOMA y la FSA-PSOE. Unidos y distanciados, como hermanos en una riña de familia. Pero cuidado, pueden ser las más peligrosas y dañinas. ¿Qué les enfrenta? Principalmente Pedro Sánchez. ¿Y Villa? Hoy nadie sale en defensa del exlíder del sindicato minero. Ni su vieja guardia, al menos en público. Cuando el escándalo de la fortuna oculta del ex secretario general del SOMA se destapó, a última hora de la noche del 7 de octubre de 2014, al trascender que se había acogido a la amnistía fiscal de Hacienda con 1,4 millones, partido y sindicato hicieron piña y reaccionaron de forma coordinada. Javier Fernández y José Luis Alperi hablaron esa misma madrugada. Los dos coincidieron en que Villa sería expulsado de ambas organizaciones. Los expedientes se anunciaron por la mañana. Primero el PSOE, poco después el SOMA. En la posterior denuncia del sindicato contra su exlíder por presunta apropiación indebida de 420.000 euros, tampoco se conocieron discrepancias. Se había hablado. Estaban de acuerdo. Aunque en el seno del SOMA quedan rescoldos que aún humean. Integrantes de la vieja guardia, ahora retirados y sin poder ni influencia, todavía piensan que se podría haber suavizado la actuación contra Villa, pero nadie alza la voz.

Pasan dos años con Villa haciéndose el desmemoriado e intentando dilatar su proceso judicial. Hasta que la cuerda entre PSOE y SOMA se tensa de verdad por Pedro Sánchez. El 1 de octubre del pasado año es defenestrado de la secretaría general del partido en un comité federal dantesco. Se constituye una gestora con el asturiano Javier Fernández a la cabeza. Y se produce el terremoto interno. El partido se divide. En las Cuencas, se toma partido por Sánchez y el sindicato minero encabeza el apoyo.

Tanto en el PSOE como en el SOMA se reconoce que el punto de inflexión se produce cuando LA NUEVA ESPAÑA, el domingo 9 de octubre, publica una entrevista con José Luis Alperi, con estos titulares: "El PSOE no debe tener miedo a otras elecciones, son mejores que la abstención"; "No se puede quitar así a un secretario general, es una burla a los estatutos y a la estructura orgánica del partido". Javier Fernández y su equipo encajan mal las declaraciones. Alperi argumentaría después que el sindicato cumplía el mandato de sus afiliados, que internamente habían mostrado su indignación "por el golpe" interno en el partido y su apoyo al líder caído. Para avivar más el fuego, las redes sociales convulsionan esos días y militantes del sindicato atacan a Javier Fernández dirigiéndole epítetos como "traidor" o "títere de Susana Díaz". La tensión es máxima. Los expedientes de expulsión del partido se ponen en marcha y se concretan ahora con el envío de las primeras cartas.

La revuelta se extienden por las asambleas del PSOE en las Cuencas. En Langreo, Laviana y Mieres (controlada por una gestora dirigida por Jesús Gutiérrez, mano derecha de Javier Fernández en la FSA) los militantes de forma mayoritaria muestran su rechazo a la destitución de Pedro Sánchez y le dan su apoyo. El 10 de diciembre, el propio Sánchez se da un baño de afiliados y simpatizantes en el parque de La Laguna de El Entrego, organizado por el PSOE de San Martín del Rey Aurelio, una de las agrupaciones más importantes e históricas. Las heridas escuecen como nunca en la FSA.

Un intento de apaciguar ánimos y limar asperezas se produce en el tradicional acto de homenaje a Manuel Llaneza, fundador del SOMA, el pasado 26 de febrero. Las intervenciones sindicales de los dirigentes de UGT lanzan puyas contra la gestora y la abstención del PSOE para permitir gobernar a Rajoy. Javier Fernández escucha estoicamente las críticas. José Luis Alperi utiliza un doble discurso. No se sale de la línea sanchista, pero elogia la labor del Presidente del Principado al frente del gobierno regional: "Estamos tremendamente satisfechos de que el PSOE, con sólo catorce diputados, haya podido sacar adelante unos presupuestos regionales para 2017 muy necesarios. Y agradezco la receptividad a nuestras demandas y esfuerzos en defensa de nuestra industria". Es el mensaje del SOMA: discrepancias con el partido, apoyo al Gobierno asturiano. Aunque en estos meses no se ocultaron las críticas por la falta de un apoyo explícito y público de Javier Fernández a la minería. Pero la tensión no disminuye. Queda aún lo peor en la batalla del PSOE.

¿Y Villa? En este tiempo recobró la memoria y declaró dos horas de forma coherente y vehemente ante la juez. De él se acuerdan para rememorar cuando mandaba con mano firme y dura el partido, cuando ponía y quitaba presidentes. El SOMA, con sus 9.100 afiliados ya no es el mismo. Ya no lo era en los últimos años de decadencia de Villa, cuando fue superado por los javieristas. Su poder se habría debilitado. Esa fue una de las razones de su marcha. Pero el SOMA y las Cuencas mantienen una gran influencia en el PSOE. En esa tensa pugna en la que se intenta que la cuerda no se rompa.

Nadie se acuerda de Villa salvo para rememorar la influencia del sindicato en el partido y del poder del líder denostado.

Compartir el artículo

stats