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Cuando los papás son "hooligans"

Varios partidos de fútbol base en Asturias han sido interrumpidos en los últimos días por la presencia de padres y madres con actitudes agresivas en los campos

Cuando los papás son "hooligans"

Los llaman "hooligans". Y en Asturias los hay. Son padres y madres que llevan el forofismo futbolero al extremo e "intoxican" canchas y campos en los que juegan sus hijos, siempre menores de edad, desde las gradas. En las últimas semanas distintos encuentros de categorías inferiores -prebenjamín, benjamín, alevín e infantil, especialmente- se han visto interrumpidos por este motivo. Un ejemplo, Gijón. En este caso la Policía Local debió intervenir para disolver una pelea de padres y entrenadores en un partido de críos de 6 y 7 años. Pero no es un hecho aislado. Los acuerdos de los comités de competición recogen lamentablemente con frecuencia apercibimientos de cierre de campos "por incidentes leves de público del equipo visitante" o multas "por incidentes de seguidores".

Los presidentes de los clubes deportivos consultados por este diario y los árbitros aseguran que este comportamiento alejado de la competitividad del juego infantil es cada vez más habitual. Ahora en los campos de fútbol hay dos espectáculos: el deportivo y el que protagonizan algunos padres. Insultos a los árbitros y a los rivales, presión a los hijos durante los partidos, discusiones con los entrenadores y hasta peleas con los progenitores de los equipos contrarios están a la orden del día.

Gonzalo Peral, presidente del Llaranes Club de Fútbol, destaca que en la comarca avilesina "no se dan casos de agresividad extrema". "Pero el comportamiento de algunos padres y madres deja mucho que desear y casi siempre ocurre en partidos de críos pequeños, que son a los que suelen ir las familias", explica, y añade: "A veces hasta las voces que pegan los padres repercuten en los chavales. Los padres tienen que ir a animar y punto. No pueden hacer de entrenadores ni de árbitros porque ésta es la razón de que en algunos partidos haya marejada, unas veces con olas que suben más que otras".

Manuel Álvarez Girol, coordinador del Avilés Deportivo, es de la misma opinión. "Es lamentable lo que se escucha muchas veces en las gradas: insultos, protestas y quejas sin conocer, a veces, el reglamento", manifiesta. Como Peral, puntualiza: "Nosotros inculcamos a los chavales los valores de educación y disciplina deportiva, y estos valores nos los tiran abajo esos padres con su comportamiento. Los padres deberían ir a los campos a animar y dejar a los clubes trabajar". A juicio de Girol "hay más valores que la victoria".

José Fernando Herrero es el delegado de árbitros de Avilés. Asegura que "en los pueblos del interior hay más enfrentamientos en las gradas que en Avilés". Pero haberlos, haylos. "Hay muchos padres que creen que sus hijos son 'Maradonas' o 'Messis' y ahí está el problema", precisa este árbitro, que confiesa: "Los árbitros no tomamos precauciones, pero ya estamos acostumbrados a estos incidentes que siempre protagonizan los adultos, los padres, porque los críos no tienen maldad".

Juan Carlos García, presidente del Navarro Club de Fútbol, está de acuerdo con sus homólogos de la comarca avilesina. "En el fútbol es demasiada la pasión que se pone. Esto, unido al afán de competición y la frustración de algunos padres, genera problemas en los campos", señala. Dice también: "En todos los partidos siempre hay al menos dos personas que dan la nota, dos de cada equipo. A estas personas intentamos ponerlas coloradas cuando ocurre un incidente e intentamos hacerles ver que el componente más importante de este deporte es el trabajo en equipo", dice este hombre, que advierte con pesar: "De aquí a final de Liga este problema se agudiza más, porque a nivel deportivo el juego está al rojo vivo".

García, así como Gonzalo Peral, Manuel Álvarez Girol y José Fernando Herrero destacan, no obstante, que la mayor parte de los padres que acuden a los campos a animar a los chavales "son personas completamente normales". ¿El problema? Los "hooligans".

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