No hace ni un año que Carlos Fernández tenía que salir de casa, "más de una vez fuera del pueblo", a buscar la cobertura para cobrar a un cliente que quisiera pagarle con tarjeta de crédito. Eso ya no pasa en su hotel de Genestoso (Cangas del Narcea), pero el peaje que paga por mantener la actividad económica en el medio rural asturiano le cobra una factura de internet y telefonía equivalente a lo que en una gran ciudad se abonaría por una oferta completa de banda ancha, toda la televisión incluida. "Ahora estoy bien, pero con un coste mayor", resume. Aquella estampa del empresario peinando el pueblo a la caza de la cobertura, datáfono en mano, o ésta del cargo en la cuenta ilustran la certeza de que "hay un problema con la conectividad de las empresas en el medio rural". El máximo responsable de la patronal de hostelería, José Luis Álvarez Almeida, llevó hace unos días a una entrevista con el presidente del Principado esa certeza, la impresión de que la insuficiencia de la conexión espanta clientes de los alojamientos rurales y la constancia de que evidente persistencia de la "brecha digital" lastra en general la competitividad económica del maltratado agro asturiano.
En la parte del negocio que le toca, la directiva de Hostelería y Turismo en Asturias (Otea) aprovechó una entrevista con Javier Fernández para exponerle que "los sistemas vía satélite sirven muchas veces y en el mejor de los casos para tener conexión en las empresas, pero no bastan para dar servicio a los usuarios". Su juicio sobre la falla digital, que suscribirían sin dudar en el resto de los sectores económicos, confluye también con el diagnóstico del propio Gobierno, que en sus nuevas directrices de ordenación del territorio asume que en esta Asturias de doble velocidad se agranda la brecha que separa el centro urbano de las alas deprimidas también por la desigualdad en el acceso a las redes. Como resulta difícil pensar en actividad económica sin buenas conexiones, su ausencia en buena parte de la Asturias agraria hace que el documento considere que las Tecnologías de la Información y la Comunicación son "un instrumento de reequilibrio territorial" no suficientemente utilizado aquí.
Persisten, enlaza el análisis, "diferentes grados de accesibilidad a la innovación y al conocimiento" y un mapa de redes claramente "sesgado" hacia las áreas desarrolladas que ensancha el retraso de las demás. La red Asturcón, pensada justo para la batalla contra la brecha digital, para llevar el servicio a las amplias áreas de la región a las que no alcanza la iniciativa privada, llega a 49 poblaciones de 24 municipios, 59.000 hogares que apenas son el diez por ciento del total de los de Asturias. La red tendida por la empresa pública GITPA, el Gestor de Infraestructuras de Telecomunicaciones, objeto de investigación judicial y parlamentaria por las presuntas irregularidades cometidas en el despliegue de la banda ancha, llega en las alas poco más allá de las villas y deja una enorme mancha sin cobertura sobre todo en la montaña interior del oriente y occidente.
En mitad de ese páramo digital, donde una empresa tendría grandes dificultades para generar la actividad y el empleo que deberían levantar la Asturias agraria, el caso de Carlos Fernández en su hotel de Genestoso no es ni único ni el más grave. Él se beneficia ahora de un nuevo servicio que ha comercializado la única compañía que cubre su zona, y que por ser única no permite activar el sistema para hacer una llamada de emergencia al 112 utilizando otra red cuando se pierde la cobertura. Aun así, dice, "hemos llegado a estar tres días incomunicados".
