Si algo caracterizaba al doctor Barthe Aza era su cercanía y trato afectuoso, que le ganaron el aprecio de cuantos coincidieron con él en sus diferentes actividades, y especialmente las personas que acudían a su consulta. "El afecto por los pacientes era todo para él", asegura el también dermatólogo José Sánchez del Río. "Trabajamos juntos en la consulta privada y en el hospital, y luego coincidimos viajando por toda España", añadió.

Sánchez del Río resalta sobre todo "su desinterés, ayudaba a todo el mundo, veía a todo el mundo". El dermatólogo aseguró que siempre ha tratado de imbuir en su consulta "aquella idea tan querida del doctor Barthe Aza de que los médicos no podemos perder la parte de humanidad".

Tanto a Barthe Aza como a Sánchez del Río les cogió el inicio de la terrible enfermedad del Sida. Barthe estaba especialmente involucrado al dirigir el servicio de Enfermedades de Transmisión Sexual de la sanidad pública, en la calle General Elorza, del que luego se haría cargo el doctor Virgilio Palacio, también muy apegado al fallecido.

Ópera

Barthe Aza dejó huella en cada una de las actividades que realizaba. La lista de iniciativas en la que estuvo involucrado es inabarcable. Presidió la Caja de Ahorros de Asturias, fue el primer presidente de la Fundación Príncipe de Asturias -un puesto desde el que luchó por impedir que se politizase-, presidió el Museo de Bellas Artes de Asturias -a propuesta del PSOE, lo que da idea de que era una figura querida y respetada a ambos lados del centro-, fue miembro fundador del Círculo Cultural de Valdediós y como buen aficionado a la música, estuvo implicado en la Asociación de la Ópera, de cuyo presidente, Jaime Martínez, fue estrecho amigo. Barthe Aza continuó vinculado a la Fundación Príncipe de Asturias -hoy Princesa- como patrono emérito y secretario del jurado del premio "Pueblo ejemplar".

Sin olvidar iniciativas de índole más lúdica, como su presencia regular a las reuniones de la Cofradía de Amigos de los Quesos, decana de las cofradías gastronómicas y culturales de Asturias.

Aunque lenense de nacimiento, Barthe Aza siempre ensalzó Oviedo, de la que un día dijo, como pregonero de la fiesta de la Balesquida, que "es una ciudad para recordar, una ciudad repleta que renueva cada día su encanto".