A la alcaldesa socialista de Carreño la ha traído hasta aquí cierta simpatía por la experiencia en liderazgo de Susana Díaz, pero también el interés por el traslado del debate al mundo de las ideas, o por la resolución de las primarias del PSOE apelando más a la razón que al corazón. Amelia Fernández coordina el arranque en Asturias de la "Operación Susana" al frente de un grupo de respaldo a la presidenta andaluza. Empezará negando que Díaz sea sólo la aspirante del aparato.

-¿Por qué Susana?

-Porque tiene capacidad de liderazgo, un equipo y un proyecto claro y el aval de la experiencia gestionando un territorio en momentos complicados. Está orgullosa de nuestro pasado, vive el presente, quiere trabajar para transformarlo y es una ganadora.

-Dicen que detrás sólo está el aparato de la FSA.

-Yo no me considero aparato de nada, soy una alcaldesa de un municipio mediano, y en todo este proceso hemos sido un grupo de compañeros los que de forma informal hemos ido configurando un grupo de apoyo para animarla a presentarse. Ahí hay personas que ostentan responsabilidades institucionales, como Antonio Trevín o Marcelino Marcos y militantes de base como Teresa, una compañera de Carreño.

-¿Y los que ven en Sánchez al candidato de la militancia?

-La militancia en su momento le eligió secretario general, concurrimos a dos elecciones con él y en ambas obtuvimos los peores resultados de la historia. Nadie puede arrogarse a la militancia. Conozco muchos militantes de base que simpatizan con Susana y aquí nadie es más socialista que nadie, todos somos necesarios para conseguir un partido fuerte, unido y capaz de derrotar a la derecha.

-¿Percibe muchos mensajes de "yo o el caos", o de "el socialismo soy yo"?

-Hay que abandonar la foto fija de un momento puntual en el que hubo que desbloquear la situación de España y centrarse en que estamos debatiendo el futuro. No se trata de sacar el izquierdómetro, sino de hablar de personas para liderar, pero antes de proyectos y de equipos.

-¿Hay riesgo de escisión?

-Yo llamaría a la calma. El proceso está comenzando y la riqueza de este modelo exige que tengamos la altura de miras suficiente para poder debatir internamente de forma sana. Sentiría un gran disgusto si al final del proceso no siguiéramos todos como compañeros en el partido.

-El PP tampoco quiere que gane Pedro Sánchez. ¿Peor para ustedes?

-Al PP lo que no le conviene es que tengamos un candidato capaz de ganarles las elecciones, y no teme a Pedro Sánchez porque ya se ha probado en dos.

-En Asturias están muy divididos.

-Pero eso es saludable. Como vengo de un municipio con 17 concejales y ocho grupos, entiendo perfectamente que lo lógico, lo democrático y lo bueno es el debate. Y el PSOE necesita airear las ventanas y gente con ilusión, equipo, proyecto y liderazgo.

-¿Cuánto pesa la exigencia de hacer pedagogía de la abstención frente al más simple no a Rajoy de Sánchez?

-Hay que dejar claro que nosotros no le dimos el gobierno a Rajoy. Fueron sus votos. Y que el otro candidato planteó que había que ir con Ciudadanos y ahora ha virado para envolverse en la bandera de la izquierda radical, apelando a unos sentimientos que están lejos de la mayoría que se necesita para gobernar este país.

-¿Más que a las ideas?

-A las emociones. Pero a veces en la política no hay que apelar al corazón, sino a la razón.

-¿López le resta más votos a Díaz o a Sánchez?

-No lo sé. Respeto mucho a Patxi, pero me dejó descolocada que tras ser presidente del Congreso con Pedro diese el salto por otro lado.