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BERNARDO GUTIÉRREZ DE LA ROZA | Socio fundador del despacho de abogados Ontier

"La desigualdad impositiva territorial que existe roza incluso la inconstitucionalidad"

"El impuesto de sucesiones va contra natura: no procede pagar dos veces por el patrimonio que uno forjó con esfuerzo"

Bernardo Gutiérrez de la Roza, a la entrada de su despacho en Oviedo. IRMA COLLÍN

Bernardo Gutiérrez de la Roza Pérez (Oviedo, 1965) es socio fundador del despacho de abogados Ontier, que recientemente inauguró sede en Oviedo, desde la que asesora a empresas de todo el mundo en sus proyectos de ámbito internacional. Considerado uno de los abogados más prestigiosos del país, se ha situado en primera fila en grandes operaciones mercantiles y financieras, como la entrada del grupo Slim en España. Especialista en áreas de insolvencias y reestructuración de empresas, también conoce en profundidad el sector energético, y en especial el campo de las energías renovables.

Apasionado de su tierra, Asturias, es asesor de la cúpula de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), a la que asegura le gustaría dedicar más tiempo. Pero las horas corren deprisa cuando la semana se pasa en vuelos intercontinentales y despachos en distintos países de Latinoamérica y Europa.

- Aplique el análisis mercantilista a la idiosincrasia asturiana. ¿Qué le pasa a la región para que no acabe de despegar?

-Tenemos una región privilegiada. Pero en Asturias nos pasa lo que a España, que no sabemos vender lo que tenemos. La principal característica de una persona es que sepa venderse y abrir las puertas. Este principio lo aplico al despacho: cada abogado es un punto de venta.

- ¿Tenemos desventajas para atraer inversiones, como por ejemplo la carga impositiva?

-Me da pena que en una España tan espectacular como la que tenemos y con la capacidad que poseemos para formar gente tan válida y eficaz, por motivos incluso históricos, creemos pequeñas islas en territorios. Con la competitividad que existe, y sobre todo en este momento histórico, tanto económico como social, no se puede penalizar a unos y beneficiar a otros. Creo que la desigualdad territorial que existe roza incluso la inconstitucionalidad, al permitir que unos tengan unas políticas competitivas más laxas y otros tan exigentes.

- ¿Hay que rebajar los impuestos?

-Estamos en un Estado de bienestar y eso es carísimo. Y contar con el lujo de tener la Sanidad que tenemos, la educación, los Servicios Sociales, la atención a los desempleados, que bastante desgracia tienen... Sin impuestos no podríamos tener todo esto. Son necesarios y además que sean caros, porque no hay secretos en la vida. Esto es como las cuentas de la abuela: debes generar más de lo que gastas o estás perdido.

- Más concreto. ¿Hay que eliminar el impuesto de sucesiones?

-Analizando la naturaleza del impuesto de sucesión, me parece que si alguien con su trabajo y esfuerzo ha hecho un patrimonio personal, con independencia de que sea de izquierdas o de derechas, ya ha pagado unos impuestos y no procede que tenga que pagar de nuevo por lo mismo. Va contra natura. Es como doblar el gravamen sobre las rentas del trabajo personal.

- ¿Cómo se arregla esta competencia impositiva entre territorios?

-Pensando en los demás y no sólo en uno mismo y en el concreto entorno en el que vive. Todo se corrige aplicando un sentido más general, pensando más a largo plazo y qué hacer para que el futuro sea más acogedor. Estamos en un mundo globalizado, nos guste o no, y aquí parece que cada vez lo intentamos hacer más cerrado, cuando lo global y lo local son compatibles.

- Pero lo local, lo más próximo, parece que cobra cada vez más fuerza.

-En un mundo tan competitivo es apasionante lo que estamos viviendo. Estamos en medio de una revolución tecnológica, en el epicentro de una revolución de las comunicaciones y en un momento en que el conocimiento está en el mundo entero. Una persona en un rincón de África o de la India tiene el mismo acceso a la información que en el Primer Mundo. Estos tres factores se unen y van a provocar una eclosión.

- Los empresarios asturianos se han animado a salir al mercado internacional, aunque es cierto que la mayoría obligados por la crisis. ¿Por qué cuesta tanto salir?

-Asturias y sus ciudades tienen todo lo que se puede necesitar, excepto lo malo de las grandes ciudades. Cualquier cosa que se necesite se puede encontrar aquí igual que en Madrid, pero estás viviendo en el "paraíso natural". Es difícil irse de aquí cuando lo tienes todo. Pero Asturias es tierra de emigrantes triunfadores y auténticos números uno. En Latinoamérica te encuentras asturianos en muchos puestos relevantes y en industrias espectaculares, innovadores y de vanguardia, que generan riqueza y empleo. Y eso es un orgullo. Pero nos cuesta salir.

- Y cuando se sale, parece que cuesta volver.

-Porque cuando estás fuera y miras con perspectiva, ves que la región quizá se queda pequeña. Pero el empresario tiene que salir a buscar mercado. Hay que ver en qué caladero hay pesca e ir a por ella.

- ¿Fue la crisis lo que obligó a su despacho de abogados se salir al mercado internacional?

-En 2008 decidimos que teníamos que abrir las puertas. En 2009 estudiamos dónde podía estar el caladero y en 2010, en plena crisis, salimos a buscar mercado. En aquel momento los empresarios españoles sólo tenían dinero para hacer frente a la tempestad, para paraguas y achicar agua, así que decidimos salir con ellos a buscar un caladero en el que echar las redes. Es en esos momentos cuando te das cuenta de que tienes que estar donde puedes aportar.

- ¿El hundimiento de la economía arrastró a los bufetes dedicados al asesoramiento empresarial?

-Los despachos españoles trabajaban aquí con los inversores extranjeros. La expansión internacional nos dio la vida. Teníamos un despacho de tamaño pequeño-medio, en tierra de nadie y cuando desaparecieron los inversores y entró la crisis de manera tan brutal había que ver cómo seguir viviendo. Hicimos muchas cosas, y conseguimos convertir un despacho de abogados en una empresa.

- Dar el paso de la internacionalización conlleva un profundo cambio interno, de gestión y de mentalidad en las empresas. ¿Cómo fue el suyo?

-Despersonalizamos el despacho y lo hicimos más abierto, trascendiendo a las personas y transmitiendo a los clientes que no hay diferencias entre este despacho de abogados y sus negocios. Que todos somos iguales y tenemos que pagar facturas, nóminas. Y lo profesionalizamos mucho en la gestión interna. La tercera pata fue la internacionalización. Ahora este despacho de abogados es una marca en la que trabaja un equipo de profesionales fantásticos que defienden unos intereses y que dan confianza, tranquilidad y que resuelven problemas, que es a lo que en realidad nos dedicamos los abogados.

- Una maldad: dan confianza a entidades financieras que a la vez la han perdido de sus clientes después de las cláusula suelo, los rescates bancarios...

-Con las cláusulas suelo no es un extremo ni el otro. Muchas operaciones se hicieron bien, dando la suficiente información al cliente, aunque hay otras en las que quizá no ocurrió lo mismo. De todas formas, es asombroso que con los palos que están llevando las entidades financieras, con la oleada de demandas en masa que están recibiendo, puedan aguantar sus cuentas de resultados.

- ¿Por qué se decidieron por Latinoamérica y África para iniciar la internacionalización?

-Cogimos un mapamundi y empezamos a colocar banderitas. Los grandes despachos del mundo estaban en Europa, Estados Unidos, Canadá, en los epicentros económicos de Asia... Los americanos y los ingleses son líderes indiscutibles del mercado mundial. Pero se les olvidaban América Latina y África.

- Son mercados con potencial, pero aún con riesgos.

-Tienen un enorme potencial y herramientas de las que carecían hasta ahora. Y Asia también, con sus países en desarrollo. No olvidemos que el conocimiento hasta ahora se basaba en la memoria. Pero en la actualidad está en el móvil y en el ordenador. Así que se puede competir en todo el mundo. Fue entonces cuando pensamos en el idioma y en la seguridad. Por eso optamos primero por Latinoamérica.

- ¿Y África?

-Tenemos participación en un despacho de Portugal que tiene relaciones con Mozambique, Angola y Cabo Verde, y estamos en intentos de poner la primera piedra en aquel continente. Pero es difícil porque aquellas economías aún necesitan consolidarse y las democracias aún están sin desarrollar.

- ¿Les puede dar a los empresarios la clave para triunfar en el salto al mercado internacional?

-La clave fundamental es encontrar a las personas adecuadas. Afortunadamente todos somos distintos. No existen los clones. Pero es necesario encontrar a la persona apropiada y que comparta afinidades en las cosas esenciales: qué quieres hacer, cómo y hasta dónde quieres llegar. Si lo consigues, se multiplican exponencialmente las posibilidades.

- Internacionalizar es caro y con los recursos justos si el negocio falla...

-Unos proyectos nos salieron muy bien, y en otros nos dimos unos castañazos... Importantes. Pero estamos en un momento crucial de la humanidad. Hay que ser valientes, arriesgar y hacer cosas distintas, porque en un abrir y cerrar de ojos la competencia se multiplica en todo el mundo.

- Socio fundador de uno de los bufetes más importantes a nivel internacional y vuelve a Asturias y hace una gran inversión, con un espacio cultural y de formación incluido. ¿Por qué lo ha hecho?

-Nací aquí, estudié aquí, me enamoré aquí e inicié aquí mi proyecto familiar y mi negocio. Soy un superenamorado de Asturias y por eso, en la cuota de opinión que me corresponde en el despacho con mis socios, apuesto por Asturias. Pero, además, en Asturias hay empresas magníficas que nada tienen que envidiar a otras muchas que están a la vanguardia internacional.

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