La permanente recaída de Asturias en la enfermedad demográfica del envejecimiento y la despoblación ha conducido hasta su tope histórico el indicador de soledad, el número de hogares habitados por una sola persona. Casi tres de cada diez viviendas, 135.500, tienen un solo ocupante. Es la cifra más alta de la serie y el porcentaje más alto de España, el Principado es la región que tiene de media menos personas por casa (2,25) y además la segunda, sólo por detrás de Castilla y León, en la que más decreció el recuento total de hogares entre 2015 y 2016, el último periodo analizado en la encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Sus conclusiones, divulgadas ayer, se convierten de inmediato en un inventario de daños del envejecimiento colectivo de la sociedad asturiana. De los 456.200 hogares contabilizados en el total de Asturias de 2016, en 135.500 vive una persona sin compañía y en casi la mitad de ellos, en 64.300, una persona mayor de 65 años. La región ha visto crecer la cifra de casas solitarias en 5.600 en sólo tres años, a un ritmo de incremento medio que no está muy lejos de las 2.000 anuales, y la distribución por sexos ofrece un perfil del solitario asturiano que sería mayoritariamente solitaria: una mujer que ya ha cumplido los 65 años.

El rastreo del nivel de ocupación de los hogares es otra forma de analizar la penuria demográfica de una comunidad persistentemente aquejada por los peores registros nacionales de natalidad, mortalidad y envejecimiento. El vistazo a la serie histórica invita a concluir que el número de solitarios crece al ritmo al que mengua la población, toda vez que Asturias tenía hace cinco años del orden de 10.000 casas unipersonales menos que ahora, o que los 135.500 solitarios de hoy apenas eran 83.500 al arrancar el siglo. El INE también tiene hecha la proyección de hogares hasta 2031, un momento en el que la cifra de los hogares de habitante único rondará, si se cumplen los pronósticos, los 150.000 y el 35 por ciento del total de la región.

Todavía no son las casas unipersonales las mayoritarias, pesan un 29 por ciento frente al tercio que todavía suponen aquellas en las que residen dos personas, y en las que también tiene Asturias el promedio más alto de España, pero todo se andará. Si acierta el oráculo estadístico, en 2031 las casas de uno estarán al borde de ser las mayoritarias en la región. En el último dato publicado, otro indicio de penuria demográfica se observa en el desglose de los hogares por tipos, donde la soledad es la opción mayoritaria con sus 135.500 adeptos y la segunda son significativamente las parejas sin hijos -en 103.300 hogares-; la tercera, 73.800 casas de parejas con un único vástago. Sólo hay 6.300 de 456.000 con tres o más.

El caso es que el 29 por ciento de solitarios de Asturias supera holgadamente la media nacional, detenida en el 25, y con mucho más desahogo el veinte por ciento de Murcia, la región con menos. En esta tendencia sostenida a aminorar el número de habitantes de cada vivienda, el Principado ha conseguido que apenas supere ya el 36 por ciento el número de casas donde viven más de dos personas, el porcentaje más reducido de España. De ellas, un casi imperceptible tres tiene más de cinco ocupantes, también la magnitud más baja del país.