La sidra asturiana no es solo cosa de chigre, sino que tiene hueco en las mejores cartas del mundo, aquellas que visten las mesas de los restaurantes más distinguidos del planeta y deleitan a los paladares más exquisitos.

Prueba de ello es que el mejor restaurante del mundo, el neoyorquino Eleven Madison Park, que preside la lista que cada año elabora la revista "Restaurant", ofrece hasta tres referencias de sidra asturiana en su extensísima carta de bebidas, que comprende cerca de dos centenares de páginas.

El local, sito en la Madison Avenue, de Nueva York, desbancó este año a la italiana "Ostería francescana", relegando al gerundense Celler de Can Roca, al último escalafón del podio. Y lo hizo, en parte, merced a los caldos asturianos.

Las elegidas para ello son la sidra tradicional Val d'Ornón, del llagar Sidra Menéndez, en Fano, Gijón, con Denominación de Origen Protegida; la sidra de mesa Españar, del llagar El Gobernador, en Villaviciosa, acogido a idéntica marca de garantía; y la sidra de hielo de Valverán, de las Bodegas Masaveu, en Sariego. Los precios van desde los 45 dólares por botella de las dos primeras -algo más de 40 euros-, a los 65 dólares de la segunda, por encima de los 60 euros al cambio, muy por encima de los alrededor de los dos euros y medio que cuesta la primera en el Principado o los trece euros que cuesta la sidra de hielo de Masaveu. Los lagareros asturianos tildan de "gran honor" poder estar presentes en la carta del actual mejor restaurante del mundo. Del mismo modo, los productores no pueden dejar pasar la oportunidad de utilizar la noticia como una "enorme publicidad", sobre todo a raíz de que el distribuidor neoyorquino que llevaba los tres productos en la ciudad cerrara sus puertas en los últimos meses, por lo que los lagareros no podrían asegurar que el Eleven Madison Park siga recibiendo distribución de sus productos.

Lo que es seguro es que las tres sidras asturianas siguen presentes en la carta que el restaurante tiene subida en su web, aunque a precio de oro. Lo bueno, y más en el mejor restaurante del mundo, se paga.