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Más de 200 docentes universitarios no podrán acceder antes de dos años a su plaza

El "tapón" del Gobierno en las tasas de reposición entre 2012 y 2014 mantiene a catedráticos y titulares sin promocionar

Más de 200 docentes universitarios no podrán acceder antes de dos años a su plaza

La media de edad del profesorado permanente de la Universidad asturiana está en 52 años, sin embargo, existe una diferencia importante entre áreas. Por ejemplo, Medicina y Cirugía son las más envejecidas, con una media de edad de entre 60 y 63 años. "En estas áreas sería importante llevar a cabo un proceso de renovación o rejuvenecimiento de la plantilla", reconocen desde el equipo rectoral.

Aunque la franja de edad a la que se accede a la función pública oscila bastante, la media para plaza de titular de Universidad (contrato laboral indefinido a tiempo completo con uno o dos sexenios de investigación cumplidos), que es el paso previo a la cátedra (contrato laboral indefinido a tiempo completo con tres o cuatro sexenios de investigación cumplidos), se encuentra en torno a los 35 años y el ascenso a catedrático no llega, en ningún caso, antes de os 53 años, según los datos que manejan en la Universidad asturiana.

Progresan los más preparados, los que demuestran mejores aptitudes, pero después de haber superado el tortuoso sistema de acreditaciones otorgadas por la ANECA en función de los méritos verificados a cada uno de los solicitantes, una fórmula que garantiza que quien se acredita para una figura contractual o funcionarial en la Universidad reúne los requisitos adecuados para las tareas que va a desempeñar. No obstante, debido a la congelación de la tasa de reposición en el empleo público durante varios cursos los profesores que se iban acreditando en dicha agencia no podían promocionar. Esto ocurrió en la Universidad asturiana desde el 2012 hasta el año 2014 ambos inclusive.

A partir de ahí se marcaron nuevas tasas de reposición, que vienen determinas por el número de funcionarios que se pueden incorporar a partir de las bajas del año anterior por jubilaciones, excedencias, renuncias voluntarias... En 2015 esa tasa fue del 50% y en 2016 y este 2017 ya ascendió al 100%. El bloqueo de años precedentes generó un "tapón" de profesores acreditados que no han podido promocionar aún. Desde equipo rectoral confían que puedan hacerlo de forma completa en 2019. Actualmente, según los datos de la Universidad, existen unos 120 acreditados a catedrático y 110 a titular que esperan la activación de este proceso. El acceso de los acreditados a su correspondiente plaza se ve aún en este año asociado a la tasa de reposición, ratificada en el cien por ciento, según lo recogido en el Boletín Oficial de Estado (BOE) del pasado 1 de abril. Si se mantienen estas condiciones en los próximos dos o tres años -dentro de un pronóstico conservador, precisan desde la Universidad- y teniendo en cuenta las jubilaciones previstas en dicho periodo, se espera que en el curso 2019-2020 todos los acreditados hayan podido acceder a su plaza.

Entre tanto, el equipo rectoral ha introducido una serie modificaciones en el reglamento de contratación. Tras sendas encuestas electrónicas a todos los miembros de la comunidad universitaria se consensuó un modelo -negociado también con las fuerzas sindicales- por el que, a partir de ahora, las plazas se asignarán a las áreas de conocimiento atendiendo al mérito y capacidad de los profesores acreditados de manera que esas plazas generadas "no son de una persona en concreto sino de un área de conocimiento", explican. Así, a partir de ahora se tienen en cuenta factores como el envejecimiento y la estructura de la plantilla en una determinada área de conocimiento, la antigüedad en la acreditación del candidato o la carga docente de su área. El cambio más importante en este proceso es que, con el fin de aumentar la transparencia para establecer un orden de prelación en la dotación de plazas de profesores funcionarios, se pasa de un criterio basado en la promoción o dotación de un plaza de un candidato a la dotación o promoción de un plaza en un área de conocimiento determinada para atender las necesidades de renovación en aquellos ámbitos que más lo precisen.

De este modo, la promoción dentro de los departamentos ya no depende en exclusiva del currículum acreditado del profesor, justo al contrario de lo que venía sucediendo, acabando así con cualquier tentación endogámica que quiere el equipo rectoral quiere erradicar.

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