El director de Desarrollo Rural y Agroalimentación, Jesús Casas, se reúne hoy con almacenistas de patata de siembra y consumo para abordar cómo les está afectando la plaga de polilla guatemalteca. El Principado ya comenzó a finales de la pasada semana a levantar cultivos en la zona de Taramundi, concejo incluido dentro del área infectada en el Principado. Castropol junto a Vegadeo y San Tirso de Abres conformaron la zona de principal afección de la plaga, a lo que se suman algunos concejos donde el lepidóptero tiene presencia esporádica, caso de Taramundi, Navia, Valdés y Cudillero, además del área de Montiana (Gijón), donde está prohibido el cultivo. Posteriormente, a esas siete zonas el Principado sumó otras cuatro de "especial vigilancia": Tapia de Casariego, Coaña, El Franco y Villayón. La consejería de Desarrollo Rural decidió ampliar el número de municipios en alerta ante el temor de que la polilla se hubiera extendido.

En el decreto hecho público a finales de febrero por la Administración regional se advierte que los productores locales se enfrentan a sanciones si no comunican a la superficie plantada. Por el momento no se ha dado el caso. Pero, además de la recogida de patata de siembra en los concejos, como medida preventiva, ya se ha comenzado a levantar cultivos. Para estas labores, los técnicos de Tragsa hacen uso de máquina fresadora para eliminar cualquier rastro en el terreno de la plaga del tubérculo, que queda arado, según explicó Jesús Casas.

Entre tanto, los productores canarios continúan presionando al Gobierno para lograr que Bruselas levante el veto a las exportaciones de patata desde el archipiélago. Además de los sistemas fijados por el Ministerio para la destrucción del tubérculo infectado, bien incinerando o enterrándola a tres metros con un lecho de cal viva, en Canarias también hacen uso de un método que permite librar de larvas y crisálidas a las patatas ya recogidas. Se introduce el tubérculo en una cámara hiperbárica diez días en una atmósfera irrespirable que combina dióxido de carbono y nitrógeno. "Se podría usar en Asturias pero nadie lo va a hacer por lo que cuesta para una pequeña cantidad de patata", concluye Casas.