Víctor Zapico Zapico (Ciaño, Langreo, 1947), el exconsejero de Industria del Gobierno del Principado al que derribó el escándalo del "Petromocho", falleció ayer a los 69 años víctima de una larga enfermedad. Deja tras de sí una carrera política que recorrió en primera línea casi todos los años ochenta y los primeros noventa y que quedó marcada por su final, por el intento de estafa al Gobierno de Juan Luis Rodríguez-Vigil, en nombre del que Zapico había sido negociador principal, que provocó la caída del Ejecutivo en 1993. Unos años después de aquel súbito desenlace, en 1997 entró en la dirección de Mina La Camocha, donde acabó implicado en el supuesto fraude de las subvenciones recibidas por la explotación gijonesa y en la presunta venta de carbón importado haciéndolo pasar como de producción propia. Condenado a nueve años de prisión en 2014, el proceso judicial fue declarado nulo el año pasado por "falta de imparcialidad" de la jueza, pero el que fuera directivo de La Camocha ya no verá el final de la historia. El funeral por su eterno descanso se oficiará mañana al mediodía en la iglesia de Santa María la Real de La Corte, en Oviedo.

Zapico deja un currículum político y empresarial con la marca de la controversia, del "Petromocho" a La Camocha. Su carrera en la administración se detuvo abruptamente en la tentativa de estafa que en mayo de 1993 hizo caer al Gobierno y en la que él asumió un papel protagonista. Para el epílogo quedará la fotografía de la rueda de prensa en la que Zapico habla a la izquierda Juan Luis Rodríguez-Vigil, y éste al lado del empresario Juan Blas Sitges y del intermediario francés Maurice Jean Lauze, anunciando una supuesta suculenta inversión de 366.000 millones de pesetas con miles de empleos en una planta petroquímica que resultaron ser el cebo de un enorme timo. Zapico negoció, y Vigil lamentó entonces la "ingenuidad" de su consejero. "Si yo hubiera intervenido en esas negociaciones, los temas habrían sido distintos", dijo en aquel momento. Ayer, el expresidente nada quiso comentar tras el fallecimiento de su antiguo colaborador, con el que no ha mantenido contacto alguno desde la dimisión de ambos. El caso es que aquel mayo de hace 24 años cayó el Ejecutivo y se diluyó una trayectoria política que había partido del Partido Comunista, que se mudó al PSOE de la mano de José Ángel Fernández Villa y que conoció responsabilidades en tres gobiernos del Principado.

Fue dos veces consejero, de Transportes y Obras Públicas en el gabinete de concentración que presidió en la preautonomía Rafael Fernández, al que accedió en representación del PCE, y de Industria, Turismo y Empleo, ya dentro del PSOE, en el de Vigil, que duró de 1991 a 1993. En esta etapa tuvo a su cargo a Javier Fernández, hoy presidente del Principado y entonces director regional de Minas.

El paraguas de Villa

Para entonces, Zapico ya había ejercido ese mismo cargo entre 1987 y 1991, en el último mandato de Pedro de Silva, y había sido diputado en la Junta de 1982 a 1987, en la legislatura llamada "provisional" y en la primera tras las elecciones democráticas, que él empezó en el PCE y terminó en el PSOE. De resultas del "Petromocho" dejó la política, volvió a su puesto en Hunosa, donde había trabajado como topógrafo, y en 1997 se incorporó al equipo directivo de Mina La Camocha, donde desarrolló la última parte de su vida profesional. Siempre negó que hubiera llegado al cargo también de la mano de Fernández Villa, al que defendió hasta el final. "Me parece que no es verdad que Villa pidiera comisiones", dijo ante la comisión parlamentaria que investigó el origen de la fortuna del exsindicalista. "Muchos de los que salen dándole caña le deben bastante", había afirmado antes.

Compañeros de su etapa de responsabilidad en los primeros gobiernos de la democracia le recordaban ayer como un gestor respetuoso y cordial, también obediente, con muy estrecha relación con Villa. La exalcaldesa de Gijón Paz Fernández Felgueroso, que fue su consejera de Industria en el último gabinete de Pedro de Silva, rememora su aportación como director de Minas "al trabajo de unos años complicados, de una época de dura reconversión en la que la minería sufrió una importante reducción de empleo y algunos accidentes". Zapico hizo su contribución de "buen conocedor del sector con buena relación con los sindicatos mineros" y luego tuvo "aquel percance" sobre el que ella extiende un "tupido velo".