Los dos osos hallados muertos en el arroyo de La Cimera, a unos tres kilómetros de la localidad de Combo, en Cangas del Narcea, presentaban fracturas de huesos, según se pudo constatar en la necropsia realizada en el centro de Deva del Serida. También se certificó que ninguno de ellos murió a consecuencia de haber recibido algún disparo. Pero nada más. Todo en torno a la muerte de estos plantígrados ha provocado desconcierto y confusión entre los expertos, y más si se tiene en cuenta que en menos de un año han aparecido cinco ejemplares de oso pardo muertos en la misma zona. Todo un misterio.

Lo único confirmado hasta ahora es que los dos osos -"Caín" y "Abel"- descubiertos en el arroyo por un vecino de Combo eran machos, uno de 202,5 kilos de peso y el otro de 197, que su aspecto general era bueno y que no presentaban impactos de bala. Eso sí, cada uno de ellos tenía dos huesos rotos.

A la espera del resultado de las pruebas enviadas al laboratorio, todas las hipótesis siguen abiertas, desde el envenenamiento hasta una dura pelea en plena época de celo. Y es las circunstancias que rodean las muertes de estos plantígrados son excepcionales, según coincidieron en señalar los biólogos Carlos Nores y Javier Naves. Para empezar son dos machos de enormes proporciones y aparentemente sanos. Pero es la primera vez que aparecen dos ejemplares muertos juntos. No se tiene constancia de que haya habido antes una circunstancia similar, coinciden los especialistas.

"Pero igual de raro que es esto, también lo es que en menos de un año se hayan encontrado cuatro ejemplares en la misma zona, cinco si se tiene en cuenta el de Peranzanes, que pertenece a León pero en una zona próxima", indicó Javier Naves.

La osa de Peranzanes quedó atrapada en un lazo de acero similar a los empleados para capturar jabalíes de forma ilegal. Otro ejemplar adulto que se encontró en Moal (Cangas del Narcea) el 8 de febrero, falleció de un disparo. En esa misma zona, en septiembre pasado, unos excursionistas encontraron el cuerpo de otro plantígrado que también murió tras recibir un disparo. Y ahora se han hallado otros dos sin heridas de bala y sin que en el entorno se encontraran restos de veneno.

Carlos Nores también rechazó entrar en especulaciones, pero advirtió de la posibilidad de que la muerte de los osos "pueda ser un efecto colateral de la lucha contra los lobos". Y alertó de que "estamos ante una emergencia, de un problema muy serio después de décadas de trabajo. Deben agilizarse los resultados de la necropsia para aclarar cuanto antes qué ocurrió y decidir la estrategia a seguir".