No sé si decir nefasta es demasiado, pero como mínimo es ilógica la decisión del Urraca CF y sus dirigentes.

Hace pocas semanas informamos al entrenador de uno de mis hijos de que, en el instituto, dos de sus compañeros de clase le estaban maltratando física y verbalmente y que uno de ellos era de su mismo equipo de fútbol, dejando claro en todo momento que en el club no ocurría absolutamente nada de nada, que todo se circunscribía únicamente al ámbito del instituto.

Pues bien, parece que estas pascuas no han sentado del todo bien a alguien en el club porque, después de que la madre de uno de los acosadores informase al coordinador deportivo del club de que no quería que su hijo volviese a jugar con el mío, la decisión de la directiva (según nos dijo el coordinador deportivo) fue trasladar a mi hijo a "jugar" con el equipo de la categoría superior (que ya tiene tres porteros, cuatro con la llegada de mi hijo, por eso entrecomillo el "jugar"), cuando, al menos para mí como padre de la víctima, lo lógico hubiera sido el invitarla a irse con su hijo al club que ella eligiese.

Tras esa decisión por parte del club, la de mi hijo y en solidaridad con él, también la de su hermano ha sido irse del Urraca CF, decisión que yo comparto y apoyo totalmente.

Mi experiencia como exfundador y exdirectivo de un club de deporte base en Oviedo me hace sabedor de que esto ocurre cuando se anteponen los resultados deportivos y/o las relaciones personales a la educación, felicidad y bienestar de los críos.

Espero que mi hijo en el club que escoja para el próximo año tenga mejor suerte.

He tardado en escribir estas letras porque el coordinador deportivo del Urraca CF siempre se refería al crío como "presunto acosador"; pues bien, cabe destacar que a día de hoy los dos acosadores ya han cumplido una semana de expulsión del centro escolar. Decisión adoptada en el consejo escolar tras una investigación interna.