La gastronomía asturiana siempre brilla con luz propia. Esto se debe, en gran parte, a la calidad de sus productos y recetas, así como en la decoración de los establecimientos de restauración más tradicionales, del cálido trato de su personal y de un servicio excelente desde que se cruza la puerta de entrada. Con todo ello, son muchos los que han logrado hacerse un hueco entre los comensales tanto dentro como fuera del Principado. Restaurantes como el Villa Blanca, en Luarca, que el próximo año cumple 60 años y que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y a las demandas de los clientes sin perder ni un ápice de su esencia. Tras más de una década de camarero en el establecimiento, hace seis que José Manuel Pérez Gallo se puso al frente. En esta nueva etapa no ha cambiado nada, ni el personal, ni el mimo con el que se trata al producto ni, por supuesto, sus afamadas recetas como la fabada casera, el pitu de aldea, los chipirones "afogaos" o sus deliciosos postres caseros.

- ¿Qué cree que se engloba dentro del sello "Mesas de Asturias"?

- Creo que todos los que tenemos este distintivo somos restaurantes con muchos años de experiencia y trayectoria, así como con un marcado carácter familiar. A esto se le une que a todos se nos exigen unos requisitos en lo relativo a los platos, ya que al menos la mitad deben de ser típicos de la región, y también debemos de tener un porcentaje de materias primas que sean de la zona, todas ellas de excelente calidad. Asimismo, tenemos que tener platos típicos, que en nuestro caso son principalmente la fabada, los espárragos rellenos de caviar de oricios o el pitu de aldea. Por otro lado, la higiene ha de ser máxima y se nos exige cuidar al detalle tanto las vajillas como la cubertería o la mantelería, son cuestiones que no deben dejarse al azar, porque además nos hacen exhaustivos controles anuales; a veces, hasta dos veces al año y si no lo cumples, te quedas fuera.

- ¿La gastronomía asturiana es la más completa en relación a la del resto de comunidades?

- Por lo que yo he visto y he conocido, quizá no sólo sea de las más completas, sino también de las más saludables porque se cocina de manera artesanal. Con productos "de casa" que solemos comprar a productores locales en la plaza. Las patatas y los arbeyos (guisantes) en Asturias son buenísimos y los pitos de aldea, en nuestro caso, se crían en libertad, y eso se nota en el plato.

- Hábleme de la cocina de su establecimiento...

- Nuestra cocina es muy elaborada, muy cuidada. Tenemos una cocinera que lleva casi 30 años trabajando en el local, y también una ayudante, y ambas miran mucho por el producto, lo preparan con mimo, sin prisas y buscando siempre que el comensal disfrute al máximo. Para conseguirlo también miramos mucho por el producto, todos los pescados son de la Rula de Luarca, la carne tiene el sello de la IGP Ternera Asturiana, los postres en su gran mayoría son caseros... es una cocina que se disfruta desde que comienza su elaboración en los fogones hasta que llega a la mesa. Y después.

- ¿La fabada sigue siendo la reina de la gastronomía asturiana?, ¿hay algún producto que haga temblar ese reinado?

- La fabada sigue siendo la referencia, sobre todo para la gente de fuera. Es el plato estrella todo el año, aunque también las fabes con almejas tienen mucha demanda. También, de cara al verano, la carne no pierde clientela pero el pescado se demanda mucho, pescado siempre de temporada. Por ejemplo, recetas como chipirones "afogaos" o en su tinta, la merluza, que tienen una excelente relación calidad- precio y "a la sidra" gusta mucho, la chopa, el San Martín...

- Su producto favorito y por qué

- Sin duda alguna, el pìtu de aldea con patatinas redondas y arbeyos, un plato exquisito y además, no es complicado de elaborar, aunque hay que hacerlo con mimo. Es una receta que se prepara lentamente en la chapa de la cocina, que pase allí la mañana, sin ninguna prisa porque para que esté perfecto no hay que apurarlo. Otros de mis favoritos son los calamares y las fabes con almejas, aunque hay muchos más; es difícil elegir.

- El Restaurante Villa Blanca cumple sesenta años en 2018. Hábleme de su evolución...

- Siempre hemos intentado que los cambios fueran mínimos y que siguiera todo igual. Es normal evolucionar con los tiempos, pero tanto en la decoración como en las recetas, las atenciones, el servicio y las materias primas hemos intentado que no cambiaran, y creo que los clientes lo notan.

- Hablando de clientes, ¿cómo han ido evolucionando los comensales en estas décadas?

- La gente ahora come menos y pide más de picar. Por ejemplo, una pareja puede comer dos entradas y luego un pescado, una carne o una fabada para compartir. También eligen cosas más ligeras, como zamburiñas y salpicón, aunque, como ya dije antes, las fabas son muy solicitadas, así como el pitu, el solomillo, el entrecot o los pescados.

- ¿Esto les ha llevado a disminuir las raciones?

- Para nada, las seguimos sirviendo igual. Si no lo comen todo y sobra, pues sobró, qué le vamos a hacer...

Qué ver en Luarca

Foto cedida por la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural del Principado de Asturias / Alejandro Badía

Considerada "la villa blanca de la Costa Verde", Luarca es una localidad que enamora. Por innumerables razones. Escalonada y nacida entre promontorios naturales, la localidad ofrece al visitante un paisaje de ensueño, especialmente desde la atalaya y desde el faro. Famosas son sus casas de indianos, su Mesa de Mareantes -donde antaño los marineros tomaban decisiones estratégicas-, por su ambiente cálido y ameno, por la calidad de su gastronomía, siendo un claro ejemplo el Restaurante Villa Blanca; o por su cementerio, uno de los más panorámicos y vistosos del mundo. También por sus puentes, así como por la leyenda de alguno de ellos, como la del Puente del Beso, bonita historia que tiene como protagonistas a dos enamorados.

Se pueden encontrar en Luarca tres zonas diferenciadas, y todas ellas merecen una visita. La parte más antigua, la marinera, cuenta con tres barrios típicos (el Cambaral, la Carril y la Pescadería), formando un anfiteatro en torno al puerto. La "parte burguesa" e interior, con edificios del siglo XIX en la mayoría, caso del Ayuntamiento, el Casino (Círculo Liceo) y algunas otras construcciones de estilo modernista. Por último está la zona indiana, Villar, ubicada en la parte alta de la rasa, con un buen número de bellas casonas y mansiones construidas casi todas ellas a finales del siglo XIX.

Asentada en la desembocadura del Río Negro, Luarca puede presumir de contar con hermosas playas y con un importante puerto pesquero y deportivo, siendo su flota una de las más destacadas de la región. Una villa marinera con solera donde las haya y una de las más animadas de toda la costa asturiana que, además, ha visto nacer a un sinfín de personajes ilustres, destacando entre ellos Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina en el siglo XX y padre de la genómica moderna.

Más información en:

www.villablancaluarca.es

www.turismoasturias.es