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"No pueden pedir más aulas para menos alumnos", dice el consejero de Educación

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El rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, lanzó ayer la voz de alarma, como presidente de la comisión sectorial de investigación del Grupo 9 de Universidades (G-9), de que la continuidad de la productividad científica de las universidades está en riesgo por el retraso en las convocatorias del Plan Nacional del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. "De confirmarse las predicciones, muchos grupos altamente competitivos no dispondrán de los recursos necesarios para proseguir con su actividad a partir de enero de 2018", apuntan desde la comisión presidida por García Granda. A ello se suma, aducen, "la nula incidencia que la recuperación económica tiene en las partidas que los Presupuestos Generales del Estado reservan para los programas de investigación científica y tecnológica". En Asturias, remarcó García Granda, "hay grupos que ya se han desenganchado". Y los que pidan fondos este año (un tercio de todos los existentes), "tendrán problemas", augura el Rector, quien citó el caso de algunos equipos de la Facultad de Química ya se quedaron sin financiación en convocatorias precedentes. "Es imposible hacer carrera académica en la Universidad de Oviedo o captar talento de fuera", advierte García Granda.

La vertiente positiva, según el máximo responsable de la institución docente asturiana, es el caso del bioquímico Carlos López Otín quien acaba de obtener la máxima financiación europea -2,5 millones de euros- para un proyecto de investigación sobre envejecimiento. García Granda sostiene que Otín optó por acudir al Consejo Europeo de Ciencia para obtener la financiación que no existe en el plan nacional de investigación.

En la cita del G-9, que reunió en Zaragoza a más de 70 personas de las nueve universidades públicas que son las únicas en su comunidad autónoma, se incidió en que las políticas públicas de I+D+i de las comunidades autónomas no siempre están siendo capaces de complementar la falta de inversión en el ámbito nacional. Igualmente se advirtió de la afección de esta realidad al mantenimiento de los recursos humanos, que también corren peligro. La inversión actual en investigación es, a ojos de los responsables del G-9, "claramente insuficiente" y se encuentra "en franco retroceso". Un claro ejemplo de ello, argumentan, se aprecia en la "drástica reducción de la inversión en programas emblemáticos y de efectividad contrastada como el Ramón y Cajal o la práctica paralización de los Campus de Excelencia Internacional". Solo en Asturias, el programa "Ramón y Cajal" que financia a la joven élite científica ha pasado de cinco beneficiarios por año a uno en el presente curso académico, detalló García Granda. También en la Universidad de Oviedo, aseveró el Rector, este año se consumirán los fondos de la última convocatoria del sello de excelencia se quedará en eso: con cero euros de financiación. "Seguimos con los proyectos estratégicos, pero con nuestros propios medios", aclaró el Rector, quien también se refirió a la figura de los doctores, muy valorados en la industria en otros países y que representan una pérdida de recursos humanos para nuestro país si continúa la fuga hacia otras localizaciones donde cuentan con mayor reconocimiento.

Si se materializa el contrato-programa con el Principado, recuerda Santiago García Granda, sería viable salir de la penuria actual de la ciencia que no cuenta en Asturias con ningún programa de investigación básica o aplicada dirigido a la empresa.

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