Hace unos años fue acusado por su mujer de malos tratos. El asunto ha dado muchas vueltas, pero sigue en los juzgados. Sin embargo, ahora entra en danza una novedad muy sustancial: hace dos meses, el protagonista de los hechos, un bombero asturiano que desde hace unos años reside en Vizcaya, dejó de ser hombre y pasó a ser mujer. En consecuencia, su abogado argumenta que ya no puede hablarse de un presunto caso de violencia de género, por lo que el caso debe dejar el juzgado que conoce este tipo de conflictos "y debe pasar a los juzgados de familia".

"Vamos a abrir un debate sobre la ley de Zapatero de 2004 que trasciende el ámbito jurídico, ya que tiene connotaciones antropológicas, filosóficas y psicológicas. Tengo clarísimo que este caso va a llegar a Estrasburgo", declaró ayer a LA NUEVA ESPAÑA el letrado vizcaíno Íñigo Urien Azpitarte, representante legal del acusado. "Participo en un foro de 15.000 abogados, y a ninguno nos consta que en España haya habido antes un caso similar", indicó el letrado.

El matrimonio vivía en Asturias. Tienen dos hijos, de ocho y diez años, cuya custodia está asignada actualmente a su madre, de 45 años, que es administrativa. Los hechos denunciados por la esposa se remontan a finales de 2010 y principios de 2011. En 2014, el padre se trasladó a Vizcaya. Tras ser diagnosticado por un psicólogo como un caso de disforia de género (contradicción entre el sexo físico de una persona y el sexo con el que se identifica), el pasado mes de marzo pasó a ser mujer en el Registro Civil. Y en abril se sometió a una cirugía de sus órganos genitales, de la que ahora está convaleciente. Tiene 48 años. "Desde hace siete años ha habido varios juicios. Todas las denuncias han sido archivadas, pero la parte contraria es muy peleona y ahora están en trámite otras, aunque no por hechos nuevos", indicó el abogado vizcaíno.

"Hay que revisar la ley"

La gran baza que Íñigo Urien va a poner en el tapete del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Oviedo es que su cliente ha cambiado de sexo, lo que a su juicio implica que "ya no estamos ante un presunto maltratador, sino ante la supuesta violencia psicológica ejercida por una mujer contra otra mujer". Y es que, prosigue el abogado, según el informe del psicólogo, "mi cliente es una mujer desde su nacimiento aunque sus genitales fueran masculinos, por lo que no puede aplicársele la ley como si fuese un hombre cuando se cometieron los supuestos hechos".

El letrado subraya que "es un debate muy bonito desde el punto de vista jurídico, pero también muy complejo, que tiene detrás todo el tema de la ideología de género". Y agrega: "Yo no me pronuncio a favor o en contra de la ley de Zapatero, pero trece años después de su aprobación hay que abrir un debate para revisarla, porque está claro que sus resultados son nefastos". Íñigo Urien matizó que "con mi postura no quiero convertirme en defensor de los maltratadores ni poner en tela de juicio a las mujeres que denuncian a sus parejas, pero es verdad que muchas denuncian con razón y otras sin ella".