Los propietarios del bar La Central, en Niserias (Peñamellera Alta), intentan "volver a la normalidad" tras el trágico accidente ocurrido el lunes junto a su negocio, en el que murió un camionero y 30.000 litros de combustible llegaron al río Cares. No será fácil: tanto la propietaria, Isolina Torre, como su marido, José Millán Martínez, tuvieron que acudir ayer al hospital de Arriondas. Y el negocio permanece cerrado por el fuerte olor a combustible.

La empresaria pasó toda la madrugada del lunes al martes vomitando. Los servicios médicos le dijeron que, además de con los nervios por el siniestro, su mal tenía que ver con el fuerte olor a gasolina y gasóleo que hay en su vivienda y en los alrededores.

José Millán Martínez, que rompió un brazo al resbalar con el combustible tras el accidente, acudió al hospital aquejado de fuertes dolores en la pierna izquierda. "Tengo unos dolores terribles por el golpe que me di. Además, llevo una prótesis", señaló el peñamellerano, que confesó que anímicamente está "tocado" tras el accidente.

Aparte de la muerte el camionero, ha visto destrozado su coche, aplastado literalmente por el camión. "Y gracias, porque si no llega a estar el coche aparcado junto a la casa quizá el camión hubiera aplastado la terraza, o quizá hubiera entrado en la casa, con lo que la tragedia podría haber sido aún mayor", señaló. "Encima mi mujer no puede abrir el negocio, porque el olor a gasóleo es insoportable", añadió este vecino de Niserias, aunque natural de Alles. Y, lo que es peor, "no sabemos cuándo se podrá abrir", añadió.