Los residentes en Pola de Lena despertaron ayer con la noticia de que dos de sus vecinos, el constructor Juan Antonio Fernández y el arquitecto Manuel Sastre, implicados en la operación "Hulla", habían quedado en libertad. Y era, sin duda, la comidilla del día entre los corrillos que se agrupaban en torno a la plaza de Alfonso X El Sabio y alrededores.

Es en este lugar donde se ubica el estudio de Sastre, que al mediodía se encontraba con las puertas cerradas. Sastre llegó minutos después y a través del cristal del local se le podía ver cómo hablaba a través del móvil. Parecía alegre, al menos de semblante, y tampoco perdió su sonrisa al contestar a LA NUEVA ESPAÑA para decir: "no voy a hacer declaraciones", posiblemente por recomendación de su abogado.

Ya en la calle, el arquitecto, que es bien conocido en La Pola porque en el pasado también ejerció de profesor, era saludado por otros vecinos, quienes se interesaban por cómo había pasado las últimas jornadas durante su detención.

No muy lejos de allí se encontraba la vinacoteca que regenta el constructor Juan Antonio Fernández, en cuyo inmueble también se ubica su vivienda. Éste fue el gran desaparecido de la jornada. El establecimiento estaba abierto al público, pero ni rastro del constructor. Y en el edificio, las ventanas se encontraban cerradas.

Alguno de sus parroquianos aseguraba ayer que era "raro" no ver a este vecino en el negocio, "porque está casi siempre". También afirmaba que la clientela estaba "un poco más baja que de costumbre, aunque la gente olvida pronto y en tres días volverá a la normalidad". Otros vecinos no lo tienen tan claro. Ayer afirmaban que las acciones del constructor "estaban en boca de todos y sabíamos que algún día iba a explotar, como ha ocurrido con la residencia del Montepío". Otros, sin quitarle hierro al asunto, aseguraban que "no conocemos ni la mitad de lo que ha ocurrido, pero seguro que hay mucha más gente metida en el ajo".