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La evolución del sector lácteo en la región

La raíz americana de la vaca asturiana

La mayoría de los toros y hembras de la raza frisona comparten antepasados, lo que complica la mejora genética: el primer reto en la selección es evitar la consanguinidad

La raíz americana de la vaca asturiana MARCOS LEÓN

"Silver" es el padre de "Sillian", "Magic" y "Astonishing", tres de los toros frisones que preñan a las vacas asturianas. Y "Snowman", el abuelo de "Doberman", "Capri", y "Lubbert", además del bisabuelo de "Sniper", otros de los novios de las holstein regionales. Estos dos ejemplos demuestran que la familia lechera del Principado es bien pequeña. Como señala el gerente de la Asociación de Control Lechero (Ascol), Carlos Méndez, "los mejores toros de hoy son hijos de los mejores toros de ayer". Y lo mismo podría decirse de las vacas de élite, que son a su vez hijas de los sementales número uno. Es decir, la mayoría comparten ancestros, y además, norteamericanos.

"Aunque la raza es europea, a finales del siglo XIX se llevaron vacas a Estados Unidos y allí se desarrollaron familias independientes a las europeas, que apostaron más por la selección y la producción de leche. Europa, sin embargo, abogó por vacas mixtas, que no competían bien en nada", explica Carlos Méndez. Así, a partir de los años 70 hubo que traer vacas con genética americana para mejorar las producciones locales. Y por eso, "la mayoría de los toros y vacas que tenemos hoy en Asturias proceden de familias de Estados Unidos o Canadá", admite Méndez, uno de los investigadores que trabajan en el centro de selección de sementales de Cenero (Gijón), propiedad del Gobierno del Principado.

En sus instalaciones, las asociaciones de Control Lechero (Ascol) y de Criadores de Bovino de las razas Asturiana de los Valles (Aseava) y Asturiana de la Montaña (Aseamo) atienden en la actualidad a un total de 75 sementales, 55 de ellos frisones. La mayoría comparten antepasados y eso puede repercutir en los resultados del programa de selección: el riesgo de realizar apareamientos con alto nivel de consanguinidad es elevado. Por ello, el grado de parentesco de las vacas y de los toros es el primer rasgo que calcula Ascol para elegir a la pareja ideal.

De algunos animales se tienen registradas hasta veinte generaciones atrás, aunque "teniendo en cuenta siete, el cálculo es bastante fiable", puntualiza el químico, que advierte que la consanguinidad "seguirá yendo a más con la selección". La mayor o menor magnitud del problema dependerá de la capacidad para encontrar nuevos toros interesantes, fueras de serie, que provengan de líneas familiares poco usadas. "Son escasos, pero los hay", dice Méndez.

Para detectar el grado de parentesco de los animales, la Asociación de Control Lechero (Ascol) utiliza un programa informático, denominado "Sire Scan", que hace el cálculo en base a la genealogía. Actualmente esta información la gestiona la Confederación de Asociaciones de Frisona Española (Conafe), aunque Ascol tiene acceso a ella. "Tenemos una base de datos muy grande, con información de rendimientos y méritos genéticos de las 76.000 vacas asturianas registradas en la asociación", indica. El programa compara, entonces, los datos genealógicos de las vacas con los toros, y el resultado es una selección de sementales con bajo grado de parentesco.

Una cuestión aparte es explicar por qué se intenta evitar la consanguinidad. Básicamente, contesta Carlos Méndez, porque hay mayor riesgo de producirse fallos. "En las cadenas de ADN heredadas de los padres puede haber errores y en consecuencia puede haber algunos procesos biológicos que no funcionen bien", explica resumidamente. El problema es mayor cuando las dos copias de ADN, las heredadas de la madre y del padre, tienen el mismo error en el mismo sitio. Y eso, puntualiza el investigador, sucede con más frecuencia cuando la hembra y el macho son parientes.

El segundo paso en la selección es buscar, entre los toros candidatos, aquellos que mejor puedan corregir los caracteres que necesitan ser mejorados en la vaca a inseminar. Para ello, se utiliza el mérito genético combinado total ICO, en el cual se tienen en cuenta los caracteres relacionados con la salud, la morfología, el manejo y la producción, valorados según su probable importancia económica a medio plazo. Es decir "se analiza en qué condiciones el animal va a tener que trabajar dentro de tres o cuatro años", puntualiza el gerente de Ascol. No obstante, la decisión final la tiene el ganadero, que es quien determina qué rasgos prefiere seleccionar para su explotación. Para eso, en la última etapa "se puede refinar la elección mediante la aplicación de restricciones que descarten aquellos cruzamientos que incumplen los criterios fijados".

Ascol realiza para las vacas frisonas asturianas inscritas en el Libro Genealógico un estudio de acoplamiento con los toros del centro de selección de Cenero al menos una vez al año. Si las mejores novias para los toros asturianos están fuera de Asturias y de España, la asociación va a buscarlas "donde sea". El objetivo es que los hijos superen en mérito genético a sus padres.

Y si existe la creencia de que eso va a ocurrir, se hacen "contratos prenacimiento". Así sucedió por ejemplo con "Helios", que nació en Holanda de un embrión de padres americanos y es uno de los mejores frisones que tiene ahora mismo Asturias. "Si creemos que alguno de los mejores toros actuales, acoplado con una vaca determinada, puede producir un hijo mejor que su padre, intentamos hacer un contrato con el dueño de la vaca antes de que se insemine", confiesa Carlos Méndez. "Una vez nacido, comprobamos mediante un análisis genómico si el ternero heredó lo que queríamos de su padre y de su madre, y por lo tanto si es mejor que ellos. Ocurre pocas veces pero cuando sucede el ternero se incorpora a nuestras instalaciones para producir de él dosis seminales y difundir su mejora", añade Méndez. A los toros de Cenero se les hacen dos extracciones a la semana, de las que salen de cada vez 400 dosis -entre 14 y 24 millones de espermas, aunque lo importante no es la cantidad, sino que sean fértiles-. Las extracciones comienzan a los doce meses y así, hasta los seis o siete años.

Ascol aplaude que la hija de "Yorick", ya fallecido y uno de los mejores sementales que tuvo Asturias, quedase campeona en mayo de la Bretaña francesa. Se llama "Roxy" y es pariente de "Emilio" -nieto de "Yorick"-, uno de los mejores toros del mundo en morfología. De hecho, lideró en agosto del año pasado la liga frisona estadounidense. Otro ejemplo más de parentesco en la raza frisona.

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