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Maestros y discípulos

López: "Informática debería ser una asignatura más en Primaria y Secundaria"

Fernández Lanvín: "En el futuro tenderemos a la digitalización total pero hoy por hoy tras un fallo informático hay uno humano"

López: "Informática debería ser una asignatura más en Primaria y Secundaria"

A finales de los 90, en plena burbuja de las "puntocom", Daniel Fernández Lanvín se fue a Madrid. Acababa de terminar Ingeniería Informática en la Universidad de Oviedo. Eran tiempos boyantes para el sector TIC y no era difícil lograr empleo. Pero decidió hacer una apuesta de riesgo: volver a la Universidad. Llegó como profesor asociado a tiempo parcial. Sueldo: unos 500 euros al mes. "Me atraía y creo que me salió bien", confirma. El responsable del grupo de Lenguajes y Sistemas Informáticos, Benjamín López, se echó las manos a la cabeza: "¡Cómo se te ocurre! ¡Vuelve a Madrid!". Obviamente, Daniel no obedeció aquella orden. Venía de trabajar en el sector privado en desarrollo de software pero encontraba fallos que aun hoy se mantienen. "La idea es vender por encima de la calidad y el trabajo bien hecho", sostiene.

Cuando Daniel regresó a la Universidad, ya como profesor, por el móvil apenas se podía hacer poco más que hablar, George W. Bush acababa de llegar a la Casa Blanca, el euro era una divisa nueva en Europa y la explosión de la burbuja de las "puntocom" estaba todavía reciente. "La línea de aprendizaje automático en la que ahora se trabaja existía desde los ochenta pero ahora ha cogido más fuerza y en ello estamos trabajando", apunta el más veterano. Todo era distinto cuando Benjamín López llegó a la Universidad unos años antes. Los estudios de Informática eran relativamente jóvenes: "No existía la cultura investigadora de hoy. Trabajábamos en tecnologías orientadas a objetos, nada que ver con lo que se hace hoy". Fernández Lanvín explica que algunos de sus estudiantes actuales son capaces de preparar un sistema de control automático de reconocimiento de matrículas mediante drones o incluso modelizar un sistema para que las personas invidentes, con un teléfono móvil al cuello, puedan ir orientándose autónomamente por la calle y ser advertidos de cómo esquivar un charco. "Funcionaría como el algoritmo utilizado por la cámaras de la policía de Cardiff en el partido del fin de semana. Se trata de realizar una identificación facial o espacial en muy breve espacio de tiempo", explica Fernández Lanvín.

El desarrollo de las tecnologías de aprendizaje automático no impide, como coinciden maestro y discípulo, que falten algunos pasos por dar en el inicio de la cadena. "Cuando llega a la Universidad, ningun chaval ha pensado en hacer investigación en Informática porque antes no han visto nada. Debería ser una materia más en Primaria y Secundaria ; en EEUU y Gran Bretaña ya lo hacen", apunta López. La Olimpiada Informática de Asturias y los Campeonatos de Robótica avanzan en esa dirección. Además, en la Escuela de Informática de Oviedo acogerán en las próximas semanas el primer campus para estudiantes de Bachillerato excelentes. Fernández Lavín lamenta que este contexto las mujeres tengan una representación menor que los hombres. "Además, todos los puestos que se piden para el sector TIC de aquí a 2020 en Europa tampoco se podrán cubrir; no hay profesionales", advierten, "y antes de tener que importar gente de fuera como EE UU debemos fomentarlo en casa". En este punto, Benjamín López lanza una advertencia: "Muchos de los empleos que hoy no existen van a tener que ver con el uso de la tecnología y eso requiere de una reorientación. Los planes que se desarrollan no más va allá del horizonte de cuatro años y así es difícil organizarlo".

En Informática, añaden sobre el atractivo de los estudios, alcanzaron el pasado curso la nota de corte más alta para todas las ingenierías de la Universidad de Oviedo, 6,5, y un 6,9 para el grado bilingüe cuando en la mayoría de titulaciones del ramo no pasan del 5. "Va en aumento y cada año nos queda gente fuera a la hora de matricularse", cuenta López. "No hay semana que no nos lleguen empresas pidiendo informáticos. Hay veces que las prácticas remuneradas del máster quedan desiertas. Los alumnos empiezan a trabajar antes de acabar", informa el más veterano. "Es algo histórico. Hay gente que ya desde segundo de carrera está trabajando. La falta de atribuciones lleva a eso. Y luego ya es muy difícil terminar", subraya Fernández Lavín. A algunos de sus alumnos que se han ido a trabajar a Madrid les dirigen el trabajo fin de grado a distancia. "¿Qué les puedes ofrecer para volver a la Universidad si no sabes cuándo van a sacar plazas?", plantea el más joven.

La realidad empresarial juega, sin embargo, a favor de los titulados. "Nos llegan ofertas de empleo a la Escuela con salarios de unos 35.000 euros anuales. Piden algo de experiencia pero esas cantidades son poco habituales en Asturias", apunta el director de la Escuela. "En EE UU los junior ganan sueldos escandalosos", añade Fernández Lanvín quien celebra que uno de sus exalumnos, apenas en la treintena ya dirige una startup en Londres con 80 empleados. "No es inalcanzable; es cuestión de seguir el camino adecuado con un cierto nivel de formación", apostilla este joven docente. Y respecto a los que miran hacia el sector con el reproche del "fallo informático" agrega: "Detrás de un fallo informático siempre hay un fallo humano. En el futuro tenderemos a la digitalización total pero hoy por hoy todavía son fallos humanos, por eso, hay que hacer proyectos de calidad y contar con equipos bien preparados y formados".

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