El otrora poderoso líder sindical minero y político José Ángel Fernández Villa tiene la memoria limitada para los recuerdos recientes, aquellos que pueden repercutir en su día a día. Pero conserva los acontecimientos de aquella época dorada en la que "lo mandaba todo" en Asturias y, decían sus más próximos, en España. Son aquellos recuerdos los que rememora de manera reiterativa, aunque con lentitud.

Esta es una de las descripciones que realizan las médicos forenses que exploraron a Villa en el Juzgado de Instrucción 3 de Oviedo por orden de su titular, Begoña Fernández. El objetivo era saber si está en condiciones o no de declarar tras detenerle durante cinco horas mientras se practicaba el registro de su domicilio.

Se analiza sin embargo su aspecto físico, que en general es "bueno, correctamente vestido y aseado, apreciándose gran palidez. Babeo frecuente. Se desplaza con dificultad, con deambulación lenta".

En el informe de las doctoras Antonia Martínez Hernández y Rosario Morant Castillón se indica que Villa habla en tono bajo y con dificultad articulatoria, pero utiliza las palabras oportunas y adecuadas, sin alteraciones gramaticales y que tiene un discurso coherente, respondiendo de forma adecuada a lo que se le pregunta. No presenta dificultad para la comprensión de órdenes sencillas, pero sí lentitud para la ejecución de órdenes seriadas.

Sólo parece animarse en las respuestas cuando el tema le suscita interés, como la evocación de hechos pasados, su trabajo, su familia. Incluso utilizó con las forenses la ironía y la metáfora: "En el 67 me despidieron de la mina por como llovía; ya me entienden, ¿no?, la dictadura", recogieron textualmente.

El informe también indica que Villa tiene capacidad para describir semejanzas y diferencias de conceptos sencillos, y añade como ejemplos, "las diferencias entre niño-enano; coche-bicicleta; TV-frigorífico, y semejanzas TV-frigorífico, pico-pala, etc.".