"Los policías me paran, las señoras me esquivan y los perros me ladran sólo por llevar una tabla de skate". Estos son sólo algunos de los ejemplos por los que el joven skater de Oviedo Jaime García da por hecho que su deporte está cargado de prejuicios. Una sensación que comparten sus compañeros de entrenamiento diario entre los que se encuentra el veterano de 39 años Alberto Arias, que reconoce que la muerte ya conocido como "héroe del monopatín" en los recientes atentados de Londres, Ignacio Echeverría, le produce sentimientos encontrados. "Es una pena, pero nos ayuda a demostrar que no somos bichos raros", apunta.
Arias recuerda que cuando empezó a patinar hace ahora casi 30 años él y sus compañeros eran prácticamente unos pioneros. "Al principio casi nadie sabía que estábamos haciendo", apunta. Luego, a pesar de la proliferación de pistas y practicantes, asegura que la imagen de este deporte se ligó a ciertos comportamientos incívicos, generando unos prejuicios que hoy continúan. "Deben de juzgar a la gente por sus actos y no por sus costumbres", indican sus jóvenes compañeros de entrenos.
Ahora, este hombre que forma parte del personal de mantenimiento de la pistas de esquí de Valgrande-Pajares confía en que la repercusión mediática "cambie el chip" de buena parte de la sociedad española como ya ocurre en otros países. "Yo viví en Londres y ver a la gente en patinete era lo más normal del mundo", explica el joven Carlos García, que al igual que varios de sus compañeros prefiere desvincular la actuación de Echevarría de sus aficiones. "Aunque no hubiese llevado el patín hubiese actuado igual seguro", coinciden, destacando la calidad humana de un hombre que pese a serles desconocido se ha ganado toda su admiración. "Lo que hizo demuestra que los skaters también podemos ser solidarios", señalan con orgullo.
