Al skater gijonés Álvaro Renco, un hombre le dio el alto por la calle cuando iba con su monopatín. Pensó en lo de siempre: algún reproche. Pero se equivocaba. "Me paró cuando iba patinando. Pensé que me estaba llamando la atención, pero me dijo que ahora, a raíz de lo sucedido en Londres, los que hacemos 'skate' caemos bien a todo el mundo". Así que a la sorpresa se le ha unido una cierta sensación agridulce porque Renco no entiende que haya tenido que pasar algo como la muerte de Ignacio Echeverría para que se cambie el concepto de un deporte que enfrenta a diario más reproches que elogios.

"Es injusto que ahora todos seamos buenos por esto que ha sucedido. Es como la vida: en el mundo del patín hay gente buena y gente mala, como en todas partes", señala Renco, que ayer dedicaba la tarde a hacer piruetas en el skatepark de Cimavilla. También Sergio Bra, otro fanático del monopatín, tiene claro que el fallecimiento de Echeverría ha ayudado a cambiar la imagen que se tiene del grupo. "No deja de ser la muerte de una persona; lo sucedido es muy triste, aunque limpie la mala impresión que la gente tiene de nosotros", indica Bra. Él combate como puede que se les vea "como una mala influencia para los demás, y muchas veces se cree que si patinamos por la calle estamos haciendo algún acto vandálico o dañando el material público". En Cimadevilla ayer las ideas eran coincidentes. Luis Nuñez, patinador leonés afincado en Gijón, lo expresaba igual: "Es una pena que tenga que pasar algo así para que ahora se vea que nuestro colectivo no es vándalo ni nada por el estilo", apunta Nuñez, a quien le enfada pensar que "solo se lava nuestra imagen por algo así". En su caso, "siempre he tenido que lidiar con los prejuicios" y lo habitual es que "la gente diga cosas negativas cuando me desplazo por la calle, algo que no pasa si vas en bici, por ejemplo", asegura. Así que, bienvenido el cambio de imagen pero "hubiese sido mejor que esto no hubiera pasado".